• POR ÓSCAR GAVILÁN
Una verdadera fiesta deportiva se vivió en el clásico de Santísima Trinidad, en donde luego de 7 años volvieron a enfrentarse los tradicionales rivales de barrio, Rubio Ñu y Sportivo Trinidense.

El estadio de la Arboleda fue testigo de una multitudinaria concurrencia, que le dio color al espectáculo. Tras la bendición que estuvo a cargo del sacerdote Juan López, la entonación del himno nacional, comenzó a rodar el esférico dentro de un marco impotente, bullicioso y colorido.

Lamentablemente, la intensa lluvia caída en los días previos, estropeó el campo de juego, y se hizo mucho más difícil el control y traslado del esférico a los futbolistas. A pesar de las precarias condiciones del terreno de juego, los jugadores realizaron un gran desgaste físico para intentar ofrecer un buen espectáculo.

Un primer tiempo fue bastante emotivo, aunque no se pudo vivir la emoción del gol. Rubio Ñu, con la conducción de Roberto "Toro" Acuña en el medio, no encontró el espacio necesario para llegar hasta la portería de Cardozo. Los zagueros de Trinidense, liderado por Ricardo Martínez, estuvieron impecables en la marca. El mediocampo estuvo poblado por volantes, Ramírez, Vera y Chávez, quienes cerraron el tránsito a los atacantes locales. La mejor jugada de Rubio Ñu fue remate de Velázquez, quien estrelló el esférico por el horizontal.

Lo mejor de fútbol se vivió en la etapa final, en donde Trinidense salió decidido a buscar el gol. Y lo consiguió por intermedio de Ricardo Martínez, que con potente remate venció a Torresagasti. Un golazo. Cuando parecía que el triunfo era para la visita. En tiempo adicional, apareció el defensa Diego Arrúa para aplicar un cabezazo e igualar el marcador. Un clásico emotivo se vivió en la Arboleda, en donde ambos no merecieron perder.

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