Bruselas, Bélgica | AFP

Un año y medio después del escándalo de los motores trucados de Volkswagen, las emisiones de gases contaminantes de millones de vehículos diésel preocupan a la Unión Europea, incapaz de sancionar al fabricante alemán.

"Se ha hablado mucho. Pero si ustedes observan detalladamente y miran acciones concretas, lamentablemente Europa no ha realizado muchos progresos", lamenta Julie Poliscanova, de la oenegé bruselense Transport&Environnement.

En Estados Unidos, donde estalló el escándalo, Volkswagen se comprometió a abonar más de 23.000 millones de dólares a sus clientes, además de reparar los vehículos.

La UE parece, por su parte, indefensa contra el gigante alemán, pese a contar con más de ocho millones de vehículos con motores trucados en sus calles, a los que podrían sumarse los de otras marcas también acusadas de sobrepasar los límites de emisión de gases contaminantes, como Fiat y Renault.

Según la reglamentación comunitaria, el país que ha homologado el vehículo es el único capaz de aplicar sanciones. La comisaria europea de Consumidores, Vera Jourova, se limita por su parte a urgir al constructor alemán a ofrecer "una especie de bono o compensación a sus clientes europeos".

APLICAN REGLA

Los estadounidenses "tienen una regla y la aplican", subraya la eurodiputada socialista, Christine Revault D'Allonnes, quien participa en la comisión de investigación de la Eurocámara sobre las emisiones contaminantes de los motores diésel.

El Parlamento Europeo votará en abril la versión final del informe de la comisión, que denuncia "la mala gestión" del ejecutivo comunitario y de los países del bloque que permitió a los constructores justificar el uso de "estrategias de optimización" en la emisión de gases. El centro de investigación de la Comisión había detectado desde el 2013 diferencias en los tests sobre las emisiones realizados en laboratorio –básicos para las homologaciones– y en la carretera.

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