De The Economist
En una clínica de 3.900 metros cuadrados en Hollywood que es propiedad de VCA, una cadena de hospitales veterinarios, se podía encontrar a un Pomerania recibiendo una terapia de células madre o a un Shih Tzu que estaba siendo sometido a un reemplazo de cadera. Incluso hay caminadoras subacuáticas para gatos.
Conforme las mascotas son tratadas cada vez más como miembros de la familia, también están recibiendo más atención médica. Eso además significa que también están acumulando cuentas de atención veterinaria más altas para sus dueños.
Ese es el telón de fondo para la compra en enero por 9.100 millones de dólares de VCA por parte de Mars, una compañía mejor conocida por vender chocolates y dulces. Los analistas se asombraron por la bonificación de 31 por ciento que Mars ofreció sobre el precio accionario de VCA en ese entonces, pero también coincidieron en que el acuerdo refleja la vitalidad de la industria. El gasto en visitas a la clínica veterinaria en Estados Unidos ha aumentado de un total de 13.700 millones de dólares en el 2012 a casi 16.000 millones de dólares el año pasado.
El acuerdo no está tan fuera de lugar para Mars como podría parecer. Las ventas de chocolates están declinando. La compañía ocupa el segundo sitio solo después de Nestlé en el mercado de alimentos para mascotas en Estados Unidos, pero la competencia de los vendedores en Amazon ha hecho girar a la empresa hacia la salud animal. Fue en el 2007 cuando Mars compró Banfield Pet Hospital, entonces el rival más grande de VCA. Desde entonces, se ha ampliado constantemente en el campo. Con el acuerdo de VCA, poseerá 1.900 clínicas veterinarias en Estados Unidos y Canadá, más de cuatro veces más que National Veterinary Associates, su competidor más cercano.
El éxito de esos grupos se debe al hecho de que "cualquier cosa que uno vea en la medicina humana es posible aplicarlo a perros y gatos", dijo John Mannhaupt de Brakke Consulting.
El veterinario promedio acostumbraba ser generalista, aquel que ofrecía de todo, desde una botella de pastillas hasta una muerte rápida. El graduado moderno es un especialista, ya sea en oncología o cualquier otro de los 40 campos enlistados por la Asociación Médica Veterinaria Estadounidense.
Las pruebas de diagnóstico son un campo particularmente redituable. Las clínicas veterinarias han invertido en equipo nuevo, desde escáneres de tomografía computarizada hasta máquinas in situ de imágenes de resonancia magnética. Un gato con un dolor de dientes antes era anestesiado antes de que un veterinario pudiera asomarse a su boca, pero ahora un escáner que cuesta entre 40 y 400 dólares realiza el trabajo. Mars, según creen muchos, se entusiasmó con los laboratorios de diagnóstico de VCA, que son superiores a los de Banfield y los cuales pueden realizar pruebas sanguíneas y otros exámenes para más de la mitad de las alrededor de 24.000 clínicas veterinarias de Estados Unidos.
La mayoría de los dueños comprarán las pruebas de diagnóstico. Si es una mala noticia, muchos seguirán adelante y pagarán la siguiente etapa de tratamientos costosos. Para algunos en el campo de la salud animal, sin embargo, todo esto es demasiado. últimamente, han aumentado las acusaciones de que VCA y Banfield están imponiendo tratamientos innecesarios a los animales. La vacunación excesiva parece ser una molestia particular. Banfield ha dicho que ha reducido la frecuencia con la cual administra vacunas básicas, y que sigue los lineamientos de la industria.
Técnicamente, sigue siendo ilegal en muchos estados que las corporaciones tengan consultorios veterinarios, para evitar que las mascotas reciban tratamientos excesivos con el fin de obtener utilidades. Sin embargo, hay una forma de estructurar la propiedad para hacer frente a eso y, aunque las opciones de tratamiento para las mascotas ahora reflejan las de los hospitales para humanos, los riesgos de equivocarse no.
Según la ley, las mascotas cuentan como propiedad y habitualmente tienen solo un valor de mercado pequeño. Las demandas de mala práctica médica difícilmente merecen la molestia y son raras; otra razón por la cual la estrategia de Mars promete rendimientos saludables.