- Por Richard E. Ferreira-Candia
- Periodista, analista y docente
- @RFerreiraC
El hombre no puede estar aislado por lo que desde su aparición siempre ha buscado la manera de relacionarse y encontrar un ambiente en donde desenvolverse. De cierta manera así se fue formando la sociedad, que, es conjunto de personas, pueblos o naciones que conviven bajo normas comunes.
Los procesos sociales y políticos afectan definitivamente al tipo de sociedad en la que nos desarrollamos, como la nuestra, que está siendo dividida por la cada vez más violenta representación de los actores políticos. En medio de este contexto, si bien existe un claro agotamiento en la confianza hacia cualquiera de los bandos en disputa, la polarización política pone al país en un estado de alerta.
Sentados en el altillo del Café Literario, esperando nuestras dos tazas de café negro, sin azúcar, conversábamos con el Comandante sobre la situación política que rodea a una débil sociedad como la nuestra, además, sometida a los conflictos políticos.
Hay al menos tres generaciones que conviven en la actualidad. Los que vivieron la dictadura, los que crecieron en el inicio del proceso democrático en los 90 y los que no tienen la más pálida idea de lo que es dictadura, ni conocen detalles de ese proceso, indicó el Comandante. Y en medio de eso, hay una confusión tremenda y cada quien toma una determinada postura sin hacer siquiera un análisis.
Hizo una pausa mientras el amigo mozo bajaba las tazas de café. -Gracias, le dijo, agarró una de ellas, levantó la vista y siguió: Cayó la dictadura, pero siguen vigentes intenciones de perpetuidad en los cargos públicos y la violencia política nunca se fue. Vivimos en una sociedad que es llevada hacia la división, a causa de la polarización política; y eso es muy peligroso.
Consideramos que la crispación, el revanchismo y las peleas políticas están llevando a situaciones extremadamente peligrosas. Algunos países, como Venezuela, por ejemplo, están sumergidos en una división tan profunda que golpea a la sociedad en su conjunto, incluso en materia económica. Brasil, Argentina, Bolivia y otros pasan por procesos turbulentos y pareciera que Colombia (aunque también con disputas políticas) es el país que de cierta manera ha entendido que el camino de la paz es el que debe ser tomado pensando en la sociedad.
El Comandante tomó un sorbo de café y apuntó: La violencia política, en cualquiera de sus formas, sea en discursos o mediáticos, afecta a la sociedad en su conjunto y crea un clima mucho más violento. Y esa violencia se está trasladando a diferentes esferas y puede llegar a las calles. No se está midiendo el daño que se está haciendo.
Recordamos que el año pasado habíamos advertido que el nivel del discurso político estaba subiendo de tono y que era peligroso para el país. No se le puso fin en ese momento. Al asentir con la cabeza, el Comandante hizo una pausa y añadió que la clase política piensa de esta manera: lo que yo gano, pierde mi enemigo. Si mi enemigo gana, yo pierdo; y ninguno está dispuesto a perder.
Tomó otro sorbo de café y continuó: La sociedad como tal prácticamente está excluida de lo que los políticos llaman debate. Los que están inmersos en la discusión política son los políticos, especialmente aquellos que miran con mucho interés futuros comicios electorales. El resto, o mejor dicho la mayoría, probablemente está pensando en su día a día.
No paraba de hablar. Siguió diciendo: Nadie discute el derecho político de pensar y buscar el poder. Ahora, lo que se vive en el ámbito político puede ser solo un microclima en el que están metidos los políticos y los medios, mientras la sociedad está en su mundo, intentando sobrellevar ese día a día, pensando en este momento en la necesidad de cubrir sus gastos de fin de mes, haciendo cálculos para la compra de útiles escolares y, seguro, rogando que alguien pare esta situación, para que el centro de atención sea realmente la necesidad de la gente y no el interés político.
Debemos entender –dijo con pausa– que es necesario poner un freno a este clima de violencia. No podemos seguir inmersos en el lodo político creado por bandos que están en disputa. Pensemos en recomponer esta sociedad que ya ha sufrido bastante por la incompetencia política. Hay que pensar de manera urgente en un pacto social, aunque ello, con las posturas radicalizadas como están, es casi imposible que tan siquiera sea analizado seriamente. Eso.