Por: Cristóbal Nicolás Ledesma Salas

"Daría la vida por ganar a Ecuador y Brasil", es lo que más o menos dijo Francisco Arce en la semana en relación al combo que viene y la verdad que sería fantástico para seguir con vida en los clasificatorios al Mundial de Rusia.

La misión no es fácil, especialmente el expediente del Arena Corinthians y ante el mejor seleccionado de esta competencia.

El comienzo del campeonato casero fue muy alentador, gracias al buen partido entre los últimos campeones y con rendimientos individuales, que es lo que le interesa de Chiqui, y colectivo, atinente a los técnicos de estos equipos, muy gratificantes.

Amerita una consideración especial la alta competitividad de Antolín Alcaraz, el buen rendimiento de Antonio Bareiro, los goles de Salcedo, el nivel ascendente de De la Cruz, el buen nivel de Palau y lo que puede dar Camacho. Hablar de seis jugadores ya marca un progreso siempre que creamos que los mismos deberán ir en un ascenso sostenido.

Claro que, en el mismo orden, existen mayores preocupaciones como el confuso mundo Olimpia que es demasiado significativo como para meter solamente en el anecdotario. Las dudas de la gente y de muchos de nosotros (los periodistas), sobre el técnico Repetto es el tema. La institución de mayores logros en nuestro fútbol no está para experimentos. Es cierto que no llegaron todos juntos, los jugadores, y que puede existir un desnivel, pero tampoco existe ese sostén jerárquico como para esperar un juego nivelado para arriba.

Esta confusión también va en detrimento de la selección. En otras épocas, los once jugadores del Olimpia eran de selección. Hoy rescataríamos a Richard Ortiz, Cristian Riveros y Barreto, que no juega.

Otro punto de gran preocupación es el mundo juvenil. El mal crecimiento de los chicos amerita una revisión profunda. Sabemos que es difícil contener los impulsos juveniles que hoy se ven inmersos en medio de elementos tecnológicos, que no serían tan preocupantes si en ellos se pudieran seleccionar adecuadamente las relaciones sentimentales cada vez más convulsionadas por intereses meramente aventureros y económicos (de la contraparte).

Es imposible creer que en las "tablets" de nuestros futbolistas juveniles se puedan ver hoy el partidazo entre Chelsea y el Arsenal; el manejo de Ozil, el trabajo de Alexis, la calidad de Walcott, el genio de Hazard, los movimientos de Costa o la habilidad de Pedro. Cómo defiende el Chelsea, con 8 jugadores, y en el desdoble ataca con la misma cantidad de jugadores.

Y no digo que esto se deba hacer todos los días de la semana, alcanzaría con ver un partido para aprender algo más. El mundo del Vallenato, las películas de extrema violencia, el alquiler solapado de mujeres o las conquistas pasajeras y otras cuestiones, minan las cabezas de nuestros futbolistas –en su gran mayoría- ya que están con sus celulares hasta una hora antes de los partidos. A la hora de las indicaciones de los técnicos, la memoria está llena!

La mejoría de nuestro fútbol y el crecimiento de nuestros jugadores no dependen solamente de los técnicos o de los sistemas de torneos. Hoy en día los elementos superfluos, para la vida corta del futbolista, son inmensamente superiores y más si no se los saben manejar. Mientras esto no se corrija, "Chiqui" Arce seguirá mirando y con sueños que no dan para apostar la vida.

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