- Por Gabriela Rojas Teasdale
- Presidenta de Transformación Paraguay
- @GabyTeasdale
Cristina Ramírez es una de esas personas que no se doblegan fácilmente. Es una abogada y profesora de 30 años que experimentó una gran transformación a través del programa de educación en valores de nuestra fundación.
Su motivación es tanta que no duda en recorrer todo el departamento Central cada sábado –desde Itauguá hasta Lambaré– para realizar su mesa redonda sacrificando tiempo de descanso y recreación. Y se emociona al contarnos los primeros resultados de este proceso, que la convirtió en una persona mucho más tolerante y en paz consigo misma.
Esta es su historia: "Supe de esta iniciativa a través de mi tía. El entusiasmo que ella tenía me motivó a comprometerme. Cruzo casi todo el departamento Central cada sábado para poder hacer el entrenamiento en un grupo de cinco personas. Comenzamos en septiembre, tomamos los compromisos y llegamos al punto en el que tratamos el perdón.
Yo estaba inmersa en un conflicto profundo de años con mis tíos. En teoría los problemas se habían terminado, nos perdonamos, pero la relación nunca pudo ser igual. Existía una tensión muy evidente cada vez que nos veíamos, apenas nos saludábamos y ellos habían sido personas muy cercanas a mí, casi como mis padres.
Por eso cuando llegamos al punto del perdón en nuestra mesa expuse este problema, la carga que significaba para mí no poder perdonar completamente. Recuerdo una de las lecturas que decía: 'perdonar no es olvidar sino recordar pero que ese recuerdo ya no te cause dolor'.
Entonces yo me comprometí a reunirme con ellos y explicarles que a mí me seguía doliendo todo lo que pasó pero que iba a tratar de dar lo mejor de mí para recomponer la relación. Y me sentí libre, tranquila, liviana. Y cambié con ellos. Comparto tiempo, disfruto; me divierto con ellos.
Ahora pienso que si no hubiese participado de las mesas redondas iba a seguir sintiendo lo mismo, iba a seguir teniendo ese rencor tan dañino y no iba a poder compartir con mi gente. Estas fiestas fueron las primeras en seis años que estuvimos juntos y me siento mejor como persona, como miembro de una familia. Este entrenamiento me ayudó a ver el mundo desde otra perspectiva".
El perdón es un valor muy poderoso porque libera. A veces nos cuestionamos si debemos perdonar a alguien que no merece ser perdonado, más aún cuando esa persona persiste en una actitud de indiferencia o impertinencia.
Lo importante es iniciar el proceso siguiendo estos cuatro simples pasos: 1) intenta entender los motivos que llevaron al otro a actuar de esa manera; 2) expresa tus emociones comunicándoselas a la persona que te dañó ya sea personalmente o mediante una carta; 3) busca reconstruir la relación sobre una nueva base y 4) sé paciente.
La Madre Teresa, una de las figuras más respetadas y admiradas en la historia contemporánea, dijo que "si realmente queremos amar tenemos que aprender a perdonar".
Cristina reflexionó acerca de la situación que estaba viviendo con sus tíos, tuvo la valentía de enfrentarlos para decirles cómo se sentía y está reconstruyendo su relación. Ella aprendió a perdonar y hoy está recogiendo los frutos de ese aprendizaje.