Jack Zenger y Joseph Folkman
¿Cuántos líderes creen ser mejores instructores de lo que en realidad son? Después de todo, el examen más crítico para medir su efectividad como instructor no yace en su creencia acerca de las propias habilidades, sino en cómo los receptores de su instrucción califican sus habilidades.
Examinamos información sobre 3.761 líderes que calificaron sus propias habilidades como instructores e hicimos que otras personas los evaluaran. Analizamos aquellos que sobrevaloraron sus propias habilidades como instructores y comparamos los resultados con quienes las subestimaron.
Lo que encontramos: 24% de los líderes de nuestra muestra habían sobrevalorado sus habilidades. Del mismo modo en que muchos adultos creen que son mejores para manejar o poseen más sentido común de lo que en realidad tienen, en este grupo creían ser instructores por encima del promedio.
De hecho, aquellos que subestimaron sus habilidades se encontraron por encima del promedio en cuanto a su efectividad general como instructores. Sin embargo, aquellos que las habían sobrevalorado se encontraron significativamente por debajo del promedio.
En otras palabras, si usted cree que es un buen instructor, pero en realidad no lo es, estos resultados sugieren que podría ser peor de lo que había imaginado.
Nuestra información identificó siete características de aquellos que sobreestimaron sus habilidades con mayor frecuencia:
1. Poca escucha: Los oyentes verdaderamente efectivos se basan en las percepciones de los demás. Escuchan sin juzgar, tienen un fuerte deseo de entender y están dispuestos a tomar el tiempo para escuchar acerca de las necesidades y preocupaciones de los otros.
2. No ser un ejemplo a seguir: Los instructores efectivos generan confianza y son vistos como ejemplo a seguir. Los mejores instructores crean un entorno abierto y de confianza al iniciar interacciones positivas con otros, dándole crédito a los demás y buscando oportunidades para reconocer y alabar a otras personas.
3. No colaborar: Los instructores efectivos busquen oportunidades de cooperar y colaborar con otros. Por el contrario, los instructores ineficaces son competitivos.
4. No desarrollar a otros: Los grandes instructores ayudan a otros a desarrollar nuevas habilidades y prepararlos para futuras oportunidades. Estar dispuesto a realizar el esfuerzo constante para instruir a alguien es parte del deseo y la habilidad que requiere ser un buen instructor.
5. No brindar retroalimentación: Los mejores instructores están dispuestos a brindar retroalimentación clara, honesta y dirigida acerca de lo que las personas necesitan hacer para mejorar su desempeño.
6. Carencia de integridad: Los grandes instructores hacen lo correcto. Honran sus compromisos y mantienen las promesas. Hacen lo correcto sin importar las consecuencias personales.
7. No alentar la diversidad: Los grandes instructores respetan a los demás y valoran las diferencias sin importar género, edad o raza. Hacen esto no por las leyes o las reglas dentro de la organización, sino porque verdaderamente valoran y aprecian las ventajas que trae la diversidad.
Las habilidades de instrucción son un gran activo para cualquier líder. Si usted ha asistido a algún entrenamiento, es un buen inicio, pero no se detenga ahí. Evalúe sus habilidades específicas de instrucción, y haga que su equipo las evalúe también. Si sus habilidades son buenas, encontrará formas de mejorarlas. Además, si necesita mejorar, la forma de comenzar es identificando sus puntos ciegos.
(Jack Zenger es el CEO of Zenger/Folkman, una consultora de desarrollo de liderazgo. Joseph Folkman es el presidente de la compañía).