Jonathan Soble

TOKIO.

Las malas inversiones en proyectos nucleares de Toshiba de Japón ya han dado lugar a un embarazoso escándalo contable en la empresa. Ahora, la compañía está vendiendo su negocio más valioso para tratar de reparar el daño.

Toshiba, uno de los conglomerados tecnológicos más antiguos y orgullosos de Japón, dijo el viernes que vendería su división de microchips. La compañía fabrica los "cerebros" de almacenamiento de información dentro de millones de teléfonos inteligentes, cámaras digitales y otros dispositivos y esa actividad ha sido la mayor contribuyente a las ganancias de Toshiba en los últimos años.

La jugada es una prueba de la desesperación de Toshiba por dinero en efectivo después de las pérdidas relacionadas con su actividad en energía nuclear, hecho que saliera a la luz el mes pasado.

En diciembre, Toshiba advirtió que se estaba preparando para dar por perdidos "varios miles de millones de dólares" debido a la financiación con préstamos de sus gastos en su filial nuclear estadounidense, Westinghouse. Eso siguió a la admisión de Toshiba en el 2015 de que había inflado sus ganancias en US$ 1,2 mil millones durante siete años, un escándalo que los investigadores de la compañía atribuyeron en parte a los gerentes de proyectos nucleares, quienes habían disfrazado los tambaleantes ingresos y los excesos de costos.

Se espera que Toshiba detalle el alcance de sus amortizaciones el próximo mes. Los analistas han sugerido que el anuncio hablaría de un monto de entre 4 mil millones a 7 mil millones de dólares, suficiente para poner en riesgo el futuro de Toshiba. Los bancos han indicado que seguirán prestando dinero para que la compañía pueda pagar sus cuentas, pero sin ese salvavidas, Toshiba, un negocio de 140 años de antigüedad, podría colapsar.

Toshiba dijo que aún no había decidido qué forma tendría la futura compañía de semiconductores, ni cuánto del negocio vendería a los eventuales compradores. Pero no hay mucho tiempo para tratar de averiguarlo: la compañía dijo que quería completar el proceso para el 31 de marzo próximo, al final de su año fiscal.

Los analistas estiman que el negocio de los semiconductores podría valer entre 1,5 billones y 2 billones de yenes, o entre 13 y 17 mil millones de dólares, si Toshiba lo vendiera todo. Una opción sería vender acciones al público, aunque una venta privada a otra compañía de tecnología sería más rápida y fácil de arreglar, sobre todo si Toshiba opta por mantener parte de la empresa.

Damian Thong, analista de Macquarie Securities, dijo que llevar a un inversionista minoritario era "claramente la opción por defecto" para Toshiba, que está ansiosa por permanecer en el negocio de semiconductores.

"Socavar ese negocio central sería un anatema en Japón, no solo para Toshiba, sino para el gobierno y todo el ecosistema tecnológico", advirtió. "Tiene que vender lo suficiente para dar tranquilidad a los acreedores, pero no lo suficiente como para perder el control".

Algunos ven en juego intereses nacionales más amplios.

Salir del negocio de los semiconductores por completo no sólo privaría a Toshiba de un crucial flujo de futuros ingresos. Si un comprador extranjero se zambullese en la oferta, también tomaría de las manos niponas uno de los pocos productores de semiconductores restantes en Japón. La tecnología más exitosa de la empresa, la memoria flash NAND, fue desarrollada por Toshiba hace décadas.

Una declaración pública de interés en Toshiba proviene de Canon, la compañía japonesa de cámaras, que utiliza los chips de Toshiba en sus productos y compró un fabricante de dispositivos médicos Toshiba, vendida en el 2015.

El presidente de Canon, Fujio Mitarai, es un ex jefe de Keidanren, el grupo de lobistas que representa a las mayores corporaciones de Japón, incluyendo a Toshiba. Él dijo la semana pasada que el negocio de los semiconductores era un activo valioso para Japón y "debía ser protegido" y que Canon "consideraría positivamente" invertir en ello.

Otros compradores potenciales incluyen a Western Digital, la compañía americana de semiconductores, que trabaja con Toshiba en algunas áreas; Tokyo Electron, una compañía japonesa que produce equipos para fábricas de semiconductores; y Foxconn de Taiwán, el fabricante de contratos que recientemente se apoderó de Sharp, otra marca de tecnología japonesa.

Terry Gou, el multimillonario fundador de Foxconn, manifestó en una entrevista con Toyo Keizai, un semanario de negocios japonés, que estaba interesado en comprar activos vendidos por Toshiba, incluyendo potencialmente la operación de semiconductores.

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