• Por Antonio López
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Mientras el papa Francisco en cuanta oportunidad se le presenta alaba y dignifica a la mujer paraguaya señalando cosas como "para mí el ejemplo más grande es el de Paraguay de la posguerra. Pierde la guerra de la Triple Alianza y prácticamente el país queda en manos de las mujeres. Y la mujer paraguaya siente que tiene que levantar el país, defender la fe, defender su cultura y defender su lengua, y lo logró", aquí en el mismo Paraguay, los cosas parece que funcionan al revés.

Y es que si bien es una situación que viene dándose desde hace mucho tiempo atrás, en los últimos días han aparecido casos de torturas y hasta asesinatos de las que fueron víctimas pequeñas niñas en manos de quienes las recibieron con la promesa de darles una educación, ya que su familia era de escaso recurso y no podía brindarle esa oportunidad. Pero la cuestión terminaba o termina, lamentablemente, muy mal.

Los dos últimos casos que salieron a luz fueron el de Carolina Marín, que vivía como "criadita" en Vaquería, Caaguazú, y murió debido a los golpes que le propinó su "patrón", un militar retirado, y el de una nena de 15 años, que era abusada por su patrón y cuya esposa la hizo tragar de manera forzada soda cáustica, cortarle el cabello y rasparle las cejas.

De la misma situación se da en cientos de adolescentes casi niñas que quedan embarazadas, fruto de alguna violación dentro del mismo hogar donde vive; un caso que realmente preocupa y que se debe buscar una urgente salida y se pretende acabar con esta tragedia. Y en este punto conviene remarcar la lamentable respuesta de la vicedirectora de la Cruz Roja, doctora Leni Funk cuando se le consultó sobre una niña de 9 años que habría parido en ese centro asistencial, señaló, molesta, que no había nada de eso, pero que sí había una niña de 11 años embarazada. En los dos casos, se trata de niñas, y la diferencia de edad, es lo menos importante, pero por lo visto para la profesional, no. En este mismo tema, conviene recordar que en agosto del año pasado una niña de 10 años fue madre, en el departamento de Caaguazú.

Lamentablemente las estadísticas a nivel Cono Sur marcan que nuestro país es el segundo con más embarazo adolescente. Esto según un informe del Ministerio de Salud y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).

Pero es cierto, todo esto tiene además un transfondo social muy preocupante, ya que la gran mayoría de las denominadas "criaditas" llegan a hogares supuestamente para recibir una educación, pero terminan siendo empleadas domésticas, son torturadas, violadas y hasta asesinadas. Y estas niñas llegan a esos hogares "corriendo" de la pobreza y con la promesa de recibir educación, salud, alimentación entre otros beneficios.

Y bajo esa figura, la de "criadita" corre muchísimos riesgos, ya que se crean condiciones para la explotación laboral, además de maltratos y abusos. Y el abuso sexual es un peligro constante teniendo en cuenta que la menor se encuentra en muchos casos totalmente desprotegida, lejos de su familia y en manos de inescrupulosos que se aprovechan de vidas que recién comienzan.

Quizás el problema no termine hoy ni mañana, ni en algunos años, pero es hora de ir viendo con más seriedad el camino a evitar nuevas muertes, nuevas torturas, nuevos embarazos de niñas y adolescentes, que en muchos casos llegan a ese extremo tal vez entregados por sus propios padres, quienes solo pretenden, ya que cuentan con los recursos económicos suficientes, un futuro mejor para sus hijas.

En Paraguay, unos 47.000 niños se encuentran en situación de criadazgo, según datos publicados por Global Infancia tras un estudio realizado hace algunos años.

En tanto que desde el Ministerio Público, se dice que Paraguay ha avanzado en la adopción de normas que permitan erradicar el criadazgo, incluyendo algunos convenios internacionales que sancionan el trabajo infantil además de iniciativas que se han presentado en el Congreso.

Es de esperar que la situación cambie, por cientos de niñas que en este momento está en carácter de "criaditas" y en constante peligro, y sobre todo es de esperar que la legislación paraguaya castigue con todo el rigor de la ley a los responsables de estos lamentables hechos.

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