Desde niños nos enseñan que descansar unos minutos después del almuerzo es necesario para recargar energías. Pero de grandes, este hábito se complica, sobre todo por cómo el trabajo consume este horario. Aquí, un poco del por qué un descanso de media hora puede cambiar el día de una persona.

Por: Micaela Cattáneo

En un mundo donde se duerme cada vez menos, la siesta parece ser un lujo. Lo que de niños hacíamos por obligación, ahora lo hacemos por puro placer. Pero tomarse un descanso cuando el reloj inicia su jornada PM, al parecer, es privilegio de unos pocos.

En uno de los tantos rincones de la sede central de Google en Mountain View, California, se da lugar a un conjunto de cabinas de formas esféricas donde los empleados de la compañía más grande de internet pueden tomar un breve descanso luego del almuerzo. Además de oscurecer el ambiente, este aparato que recorre varias empresas de los Estados Unidos, aísla los sonidos externos que pudieran interrumpir el corto sueño.

Y es que Google hace honor al título que la revista Fortune le ortogaba hace unos años: "La mejor empresa del mundo para trabajar". El buscador más utilizado por los internautas entiende que una siesta es reparadora y resulta más efectiva a la hora de producir durante la rutina vespertina; política que también fue adoptada por la NASA y Nike.

Una encuesta sobre los hábitos de sueño alrededor del mundo, hecha por la Fundación Nacional del Sueño de Estados Unidos, revela que los trabajadores japoneses duermen en promedio sólo 6 horas y 22 minutos; cifra por debajo de las que presentan Inglaterra, Canadá, Alemania, México e incluso Estados Unidos.

Pero el ajetreo diario que se vive en el occidente no impide que sus habitantes se tomen unos minutos del día, cierren los ojos y repongan energía. En Japón no hacen la siesta, sino el inemuri, que para ellos es como "dormir despierto" o "quedarse dormido en cualquier parte". Aunque en otros países esta acción es sinónimo de flojedad, para su cultura no lo es; ya que es signo de que se ha trabajado intensamente, por lo que un descanso es necesario (y más cuando el país tiene el promedio más bajo de sueño).

En Argentina, la siesta es toda una institución. Entre las 13:00 y las 16:00 se cierran la mayoría de los comercios para que el personal tome un descanso, salga a distraerse o se ocupe de asuntos personales. "Lo ideal es que la siesta dure entre 20 o 30 minutos, dormir más de lo recomendado provoca el sueño profundo, por lo que despertar de ese sueño causa mal humor, más cansancio e impide conciliar el sueño durante la noche", explicó la clínica Muñe Portillo.

En cambio, en Paraguay, la costumbre de dormir la siesta se adquiere desde temprana edad, en parte, gracias a la influencia de la mitología. El Jasy Jatere o "Genio de la siesta" tiene mucho que ver con este hábito, sobre todo en la zona rural del país; ya que las madres advierten a sus hijos que este pequeño niño de cabellos dorados puede raptarlos y llevarlos hasta el bosque.

"En los niños, hacer la siesta trae muchos beneficios. Los ayuda a crecer, a estar tranquilos, los vuelve más atentos, a captar más información, a retener lo aprendido y a mejorar el rendimiento escolar", destacó la médica.

¿Por qué tenemos sueño después de comer?

Después del almuerzo, es común ver a algún que otro compañero de trabajo cabecear frente a su escritorio. La Dra. Portillo nos comenta qué sucede en el cuerpo justo en horas de la siesta: "Luego de la comida del mediodía, generalmente, se siente más el sueño y esto se debe a que la circulación sanguínea se concentra más en el sistema digestivo, por lo que disminuye el funcionamiento de los otros órganos".

"Durante la siesta se activan la glándula pineal y el hipotálamo, encargados de controlar los ritmos circadianos; es decir, los ciclos de sueño y vigilia. Para que esta función pueda realizarse, la glándula pineal produce una hormona llamada melatonina, la cual responde a factores como la edad, el estrés, la estación del año y la temperatura", continuó.

En otras palabras, la melatonina controla el ciclo diario del sueño a partir de estos componentes; por eso el calor, las comidas copiosas o el exceso de trabajo frecuentemente nos dejan sin energía a esta hora del día. "Las sustancias ricas en carbohidratos o grasas elevan el nivel de glucosa en la sangre y fatigan más; los alimentos más altos en proteínas son menos propensos a provocar dicho efecto", respondía Denis Burkadov, investigador de la Universidad de Manchester, Inglaterra.

Pero como decíamos al principio de la nota, eso de que la siesta "es privilegio de unos pocos", sí es verdad. No todas las empresas adoptan las políticas de descanso reinantes en los Estados Unidos y Japón. Como alternativa a esta imposibilidad, los especialistas en sueño recomiendan tomarse un descanso de 30 minutos cada dos horas, lo que no significa que estarás durmiendo cada 120 minutos.

Desde salir a caminar al aire libre, salir al balcón a conversar con alguien, relajar la vista, estirar el cuerpo, cambiar de postura por un momento y hasta comer algo fresco y liviano son actividades que también te hacen descansar. "Evita el cansancio mental, ayuda a fijar la información, mejora la memoria, repara las funciones del cerebro e impide la sobrecarga de emociones", sintetizó la clínica.

Si sos de las que pueden darse el gusto de tomar la siesta, no olvides seguir estas recomendaciones:

Que el descanso no pase de los 30 minutos.

Mantené la habitación a oscuras, ayuda a segregar la melatonina.

Antes de dormir, dejá a un costado el teléfono móvil, pero no te olvides de colocar la alarma.

Creá un ambiente silencioso y lejos de los ruidos externos.

Si no estás en tu casa, buscá un espacio cómodo y reconfortante.

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