• Por Gabriela Rojas Teasdale
  • Presidenta de la Fundación
  • Transformación Paraguay

El tesón y la perseverancia son valores que muchas veces parecen en desuso pero cobran una importancia significativa si queremos transitar por un camino que nos lleve a la superación personal y profesional.

Quiero presentarles la historia de Rosa Alonso, una mujer inspiradora que tuvo una gran transformación luego de participar en el proceso de entrenamiento en valores que la fundación de John Maxwell está llevando adelante en cientos de organizaciones y empresas de nuestro país.

Rosa es madre, abuela y una entusiasta participante de las Mesas Redondas, la metodología diseñada para llevar a cabo los entrenamientos, en la empresa fabricante de colchones y muebles en la que trabaja desde hace años. Este es su testimonio: "Trabajo en la sección de Servicios Generales y siempre me preocupé por cumplir con eficiencia las tareas que me asignaban. Me considero una persona positiva pero como todos, tengo mis altibajos.

Estaba en un momento en el que llevaba mucho tiempo haciendo lo mismo y me sentía un poco estancada. Empezamos las Mesas Redondas con otras cuatro personas en marzo y si bien me gustó desde el inicio, me entusiasmé más y más a medida que íbamos avanzando en las reuniones porque me daba cuenta que las cosas que discutíamos me obligaban a pensar sobre mi, sobre mi familia y sobre todo lo que había hecho en mi vida. Me tocaron especialmente el valor del perdón, la actitud y la responsabilidad porque fueron los que más pude poner en práctica".

"Como crecí en un hogar muy humilde nunca pude terminar la escuela. Trabajé siempre para mantenerme y mantener mi casa. Pero hoy, con 49 años y dos nietas, puedo decir que me animé, que junté el impulso suficiente para hacer cambios en mi vida. Tomé un test de ubicación para retomar mis estudios en marzo y empecé a estudiar computación en un instituto.

No fue fácil porque tuve que poner ganas, fuerza de voluntad y horas que en otro momento dedicaba al descanso o a estar con los míos, pero al final valió la pena porque me siento más segura conmigo, siento que puedo hacer lo que me propongo. Este cambio de actitud no solo lo notaron en mi familia sino también en mi trabajo, donde me reconocieron con un ascenso.

Puedo decir con orgullo que llegue a jefa de Servicios Generales y planeo seguir haciendo méritos para avanzar mucho más en mi carrera. Esta experiencia me cayó del cielo y me transformó totalmente. Les digo siempre a mis compañeros que se animen, que esto es muy bueno".

Rosa nos demostró que la transformación es posible, que todos podemos superar adversidades si nos proponemos mejorar nuestras vidas y las de nuestro en torno. Requiere de sacrificio y perseverancia, pero al final del día, los resultados hacen que haya valido la pena.

Te invito a que como Rosa te animes a formar parte de esta iniciativa social para que juntos podamos seguir cambiando Paraguay.

Hasta la próxima semana.

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