Las trompas de Falopio, dos delgados tubos que conectan los ovarios al útero, han asumido un papel muy importante en la batalla contra el cáncer de ovario. Las investigaciones apuntan cada vez más a la probabilidad de que algunos de los cánceres más agresivos se originan en las trompas de Falopio. La mayoría de los doctores creen ahora que hay muy poco que perder cuando se quitan esos conductos de las mujeres que tienen hijos y potencialmente mucho más que ganar en términos de prevención de cáncer.

El interés en estas investigaciones es cada vez más alto. El cáncer de ovarios es el más mortal entre los cánceres ginecológicos, pues mata millones a millones de mujeres al año. Usualmente es diagnosticado en etapas avanzadas, cuando es más difícil de tratar.

Las pruebas rutinarias para identificar este tipo de cáncer tempranamente han sido desacreditadas en gran medida. A principios del otoño, la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos envió un comunicado en contra de estos procedimientos. Por eso es tan importante la prevención particularmente.

"Es un tema realmente interesante y una práctica cambiante", dijo la doctora Noelle Claven, una ginecóloga oncóloga del Centro Oncológico de Texas en Fort Worth. "Apoyo cualquier oportunidad para disminuir el riesgo de cáncer de ovarios o mejorar nuestro entendimiento de esta enfermedad. Es una enfermedad terrible".

El riesgo asociado con la remoción de las trompas de Falopio –procedimiento conocido como salpingectomía– parece ser mínimo, según un estudio de Kaiser Permanente Northern California, que fue publicado este verano en el diario de Obstetricia & Ginecología.

Entre junio del 2014 y mayo del 2014 cerca del 73% de las mujeres del estudio les habían extirpado las trompas de Falopio mientras se sometieron a una histerectomía rutinaria.

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