El "Mago de Pilar", como lo llamaban, deja una huella imborrable en el fútbol sudamericano. Siempre resaltó por su destreza, viveza, carácter aguerrido como todo paraguayo. Fue considerado un depredador del área, infalible en los últimos metros; era un especialista en generar previas picantes, pero siempre quedaba bien parado, pues no se achicaba nunca en la cancha, donde hizo cualquier tipo de malabarismo.
Como lo dijo su mejor amigo Romerito: "Si Cabañas jugaba en el fútbol actual, estaría entre los mejores delanteros del mundo, con una cotización inconmensurable. Tenía todo: potencia, ubicación, salto, técnica y una gran definición".
El pequeño inquieto pilarense hizo sus primeras armas en el Mariscal López de Alberdi. Profesionalmente inició su carrera en Cerro y fue ídolo en todos los clubes que jugó. Era imposible no quererlo, por su carisma, sinceridad y entrega innegociable dentro del campo de juego.
Cabañas hizo historia en el fútbol de Estados Unidos, brillando cuantas veces quiso en el New York Cosmos, donde regaló uno de los mejores goles de su carrera: el escorpión. También tuvo paso por el fútbol francés, donde brilló en el Lyon y el Brestoi.
La "Pantera" es una leyenda inolvidable para cualquier paraguayo, ya que fue artífice de la segunda conquista de América en 1979. No jugó demasiado, pero con 18 años ya tenía varios minutos en un equipazo. Roberto Cabañas hizo más de 160 goles en los clubes que estuvo y ganó más de una decena de títulos. ¡Por siempre, campeón!