Ciudad del Este. Agencia Regional.

Mirna Reinecke.[/caption]

Tiene la alegría y el dinamismo de una persona joven y su diminuta figura se hace grande cuando relata cómo logra mantener en buen estado físico a muchos alemanes, de todas las edades, haciéndoles practicar zumba y otros ejercicios aeróbicos. "Trabajo en lo que me gusta, por eso puedo llegar a casa cansada pero contenta después de un día de trabajo", explica Mirna Reinecke, paraguaya de 37 años, que reside hace 16 años en Colonia, Alemania.

Trabaja como personal training después de haber ejercido de cajera en algunos restaurantes de esa ciudad. "No me puedo quejar, amo lo que hago, lo disfruto, más lo veo como diversión y creo que me pagan lo merecido", dice, y cuenta que todo comenzó cuando asistió a unas clases de gimnasia y después surgió la idea de incursionar en ese campo. Se capacitó, asistió a cursos y con mucha dedicación fue convirtiéndose en una instructora no solo de zumba sino de otros ejercicios como pilates y yoga.

Si bien es mucho trabajo, disfruta con su marido y su hijo porque pudo regresar varias veces a visitar a su familia en Juan E. O´Leary, Alto Paraná, donde pasó las fiestas del año 2016. Allí vive su familia paterna, su padre Elvio González (docente jubilado), dos de sus hermanas y varios otros familiares como su abuela Aureliana, de 99 años. "Cómo no agradecer a Dios por tenerla aún así con salud", dice emocionada.

Mirna tampoco dejó de encontrarse con sus ex compañeros de colegio y amigos con quienes mantiene contactos mediante grupos de watsapp. Este sábado compartió un reencuentro con los mismos en su pueblo, antes de volver a Alemania.

A pesar del cansancio, todos los días ella llega a su casa satisfecha de su trabajo.[/caption]

SU HISTORIA

Mirna dejó su natal O'Leary para ir a San Lorenzo, a la casa de sus tíos, para estudiar en la Facultad de Ciencias Exactas. Empezó a trabajar en una conocida cadena internacional de comida rápida como parte de un programa laboral para jóvenes universitarios. A mitad de carrera conoció a un alemán, el amor pudo más y se casó. "Mi marido ya llevaba viviendo 20 años en Paraguay cuando lo conocí", dice. Ante una propuesta laboral en Alemania, la nueva pareja se lanzó a la aventura. Lo que en un principio fue un proyecto de solo un par de años, se transformó en un plan de vida y hoy ella se siente parte de aquel país junto a su hijo de 16 años.

"Me acostumbré al frío, al modo de ser de los alemanes, ya recorrí muchos países europeos, pero también no he olvidado y sigo disfrutando de este verano nuestro en Paraguay", finaliza.

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