Por Laura Morel

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La Paz, Bolivia.

Si estás en el campamento del Dakar y, en el trajín del arribo de las tripulaciones escuchás un fuerte ronquido de motor, tenés que saber que esa es la máquina 367 de Blas y Enrique Zapag. Así hace su ingreso el piloto paraguayo que este año invitó a su hijo de 21 años a que corriera con él el rally más difícil del mundo.

Él siempre está alegre, gastando bromas, saludando a todos como si fueran sus grandes amigos. No fue la excepción a su llegada al campamento de La Paz, donde Milciades Fretes lo obligó a que se detuviera frente a su carpa antes de que se dirigiera hacia la de su equipo.

Los Zapag, padre e hijo, se fundieron en un fuerte abrazo con los demás pilotos paraguayos, así como con los periodistas presentes. Las felicitaciones por haber completado la mitad del Dakar eran la constante.

Poco después, ya con la adrenalina un poco más baja (aunque eso es difícil de ver en él), Blas Zapag conversó con La Nación, no sin antes agradecer el esfuerzo que también realizan los periodistas paraguayo al acompañar a los pilotos paraguayos en esta odisea.

- ¿Qué análisis puede hacer tras completar la mitad del Dakar?

- El análisis es que creemos que tenemos capacidad para llegar al final de esta carrera. Hay una mezcla de sentimientos que aparecen día a día, emociones que son indescriptibles y estamos manejando mejor, conociendo a la camioneta. Sé que nos esperan dos días duros, largos, con muchas partes de dunas y complicaciones que se pueden dar, pero estamos esperanzados de que podemos llegar al final. Yo me siento mucho más seguro con respecto al manejo, puedo decir que le voy tomando la mano al vehículo. Toda mi vida manejé una diesel y de repente me subo a una naftera con mucha potencia, es dificil cambiar el chip. Van a haber etapas muy complicadas, que es donde yo no tengo paciencia y tranquilidad, pero ahí está Enri, que me baja las revoluciones a cada rato. Si vamos con cuidado, creo que los vehículos van a aguantar porque espíritu sobra. Veo a los muchachos íntegros, a todo el equipo paraguayo. Ojalá podamos hacer una gran fiesta en Asunción, con todos habiendo cerrado un Dakar histórico con muchas tripulaciones paraguayas lllegando a Buenos Aires.

- ¿La esperanza y seguridad de la que habla tiene que ver con que ya conocieron todo tipo de terreno en este Dakar y los superaron?

- Sí. A mí me preocupaban mucho las dunas, y me quedé trancado más de lo normal porque no le tomaba el punto ideal para atropellar. Pero haber pasado de todo ayuda. Entiendo que hay algunas dificultades más que nos van a poner, pero si ya llegamos hasta acá y cuidamos los vehículos -facil decir, dificil de hacer-, sobre todo en la forma que yo manejo que soy bruto, creo que vale la pena mantenerse firme. Y si no, la tercera en mi caso va a ser la vencida.

- El rosario que lleva en el cuello ayuda un poco?

- ¡Claro que ayuda! Cada vez que cometo un error y me salvo le doy un besito, le digo gracias y me voy otra vez a otra curva. Casi me paso, porque realmente está lleno de precipicios de los que, si te vas al fondo, no hay forma de salir de ahí. Yo soy muy creyente y todos los días de mi vida, desde que me acuerdo, amanezco agradeciendo a Dios por todo lo bueno que nos da. Nada que ver con lo material, sino por la salud, por la familia… Y sí, me acompaña y me apoyo en él todos los días.

- Para un padre no hay nadie más importante que un hijo, ¿cuando aparecen esos precipicios, no se arrepiente de haber elegido a su hijo de copiloto y no hay tiempo para pensar en eso?

- No es que no hay tiempo, yo pensé mucho antes de invitarle a Enri a que corra conmigo. Yo creo que estoy acá porque él está a mi lado. Me importa él más que nada. Entonces, de paso también me cuido yo. Es una forma de… hay riesgo, pero hay riesgo en cada esquina, en cada paso que das. Hay que simplemente, en los lugares donde podes divertirte y acelerar como hicimos ayer en el desierto, donde estábamos saltando. Él no está acostumbrado a las dunas, yo vibro. Cuando más alto salta la camioneta, más me gusta, pero cuido más porque él está a mi lado.

- Por último, ¿qué mensaje daría a los miles de paraguayos que en la distancia los alientan y acompañan?

- Primero, muchas gracias. Yo no estoy en las redes sociales, pero Enri me cuenta lo que pasa, que recibimso mucho apoyo… Estamos tratando de representarlos lo mejor posible, estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo. Hay cambios climáticos de 50 a 8 grados de un día a otro, pero damos nuestro mejor esfuerzo. Ojalá que por lo menos en esta competencia internacional figuren varios paraguayos más que hayan culminado esta impresionante carrera.

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