Pese a un contexto internacional complejo y una situación regional en plena contracción, la situación macroeconómica del Paraguay es muy buena, ya que las estimaciones de crecimiento oscilan en el 4% y una inflación en torno al 4% sitúan al país entre los de mejor desempeño económico de la región, según Dionisio Borda, del Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (CADEP). Agregó, sin embargo, que este buen resultado económico se concentró en pocos sectores de la producción y su efecto de derrame sobre el resto de la economía fue muy limitado.

Borda agrega que "el crecimiento de la economía paraguaya en 2016 se fundó, según el BCP, en la mayor producción de energía eléctrica, el auge de las construcciones y la contribución de ciertos sectores de la industria, y tuvo lugar a pesar del desempeño negativo de Brasil y Argentina y de la caída mundial de la demanda de las materias primas".

El escaso movimiento económico afectó también según el experto a las micro y pequeñas empresas, unidades productivas que en el departamento de Central se dedican principalmente al comercio (64,9%) y a los servicios (20,6%), según la Encuesta Continua de Empleo 2016 divulgada por la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC).

De acuerdo con la misma fuente, la fuerza laboral urbana del departamento está distribuida básicamente en el comercio (59,4%), los servicios (21,9%) y las industrias (18,7%) por esto la desaceleración del comercio y los servicios golpea directamente a los estratos sociales de menores ingresos, según el economista.

Además el autor expone que la desaceleración del comercio y de los servicios tuvo un fuerte impacto negativo en la demanda interna, las importaciones se contrajeron y tanto el consumo como el crédito crecieron poco, lo que generó una sensación de paralización de la economía. Principalmente en el primer semestre del año, se resintieron la facturación de las empresas y la colocación de los créditos, mientras aumentaba la morosidad de las instituciones financieras.

Dionisio Borda concluye subrayando que lo que caracteriza al cierre del año 2016 es el contraste entre los buenos números macroeconómicos y la difícil situación socioeconómica de un sector importante de las empresas y de las familias trabajadoras.

"Es tiempo de pensar en cambios estructurales y en políticas y estrategias que apunten a una economía más inclusiva y una sociedad más justa y equitativa para que la prosperidad sea compartida por todos", finalizó.

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