Jonathan A. Knee

En coincidencia con la época de dar regalos, Christine Porath, profesora de Administración de la Universidad de Georgetown, publica "Mastering Civility: A Manifesto for the Workplace" (Grand Central), una breve, pero convincente, guía para tratar a los demás con respeto y protegerse de aquellos que actúan a contramano de este principio básico de la convivencia.

Como sugiere el subtítulo, la mayor parte de los ejemplos del libro se refieren a comportamientos observados y estrategias aplicadas en la jungla corporativa. La atención se centra en el serio riesgo planteado al no fomentar una cultura de civilidad, esa capacidad de trabajar juntos productivamente para alcanzar una meta común, pero enmarcada en el respeto a las opiniones diferentes. Sin embargo, mientras se espera casi con inquietud el inicio de la era Trump es imposible leer este volumen práctico sin preguntarse acerca de sus implicaciones para el funcionamiento de las instituciones federales en los Estados Unidos e, incluso, para la harmonía entre las naciones.

"Mastering Civility" comienza con una corta pero poderosa síntesis de la investigación académica en relación con los costos de producción y con la creciente prevalencia de la falta de civilidad. Resulta que, en realidad, lo que está en juego es crucial. La desdeñosa recomendación oída con frecuencia de tragarse calladamente las ofensas refregadas en la cara en el lugar de trabajo es incompatible con la abrumadora evidencia de cuán dañino institucionalmente resulta tal comportamiento. El problema no es sólo que ignorar esa costumbre contribuye a que ella empeore y se extienda por toda la organización. El problema es que el desempeño de aquellos que lo sufren cae en picada. Y, lo que es más, los clientes evitan las empresas cuyos empleados demuestran una falta de civilidad, ya sea hacia ellos o hacia otros.

La profesora Porath tiene toda la razón en que la falta de civilidad, incluso por un número relativamente pequeño de individuos, actúa "como un patógeno infeccioso" que socava radicalmente la eficacia empresarial. En respuesta a la observación de que un montón de abusivos suban en la jerarquía corporativa, afirma que "esas personas han tenido éxito a pesar de su falta de cortesía". Sobre la base de la gama de resultados que la investigación describe, la profesora Porath parece estar parada en terreno firme.

El corazón de "Mastering Civility" es una lista de comprobación práctica para la evaluación de la civilidad institucional e individual, por un lado, y la ejecución de una revisión sistemática cultural y personal, por el otro. Incluso en la revisión de estas recomendaciones detalladas y sensibles, uno no puede dejar de recordar del marcado contraste con el espíritu y las prácticas de nuestro próximo presidente (Donald Trump).

Por ejemplo, la profesora Porath tiene todo un capítulo titulado, "Practice E-civility" que incluye casi 20 cuestiones básicas de lo que hay que "hacer y evitar" en la etiqueta digital. Aunque esta discusión se preocupa de mensajes de correo electrónico, la posible aplicabilidad a ciertos tuits nocturnos tardíos y mordaces de Trump es obvia. Por ejemplo:

? Si tiene dudas acerca de su humor, el sarcasmo o la crítica, vuelva a leer, a pensar y resista la tentación de enviar el mensaje.

? Si no está seguro acerca de su tono, guarde el mensaje y revíselo más tarde con una perspectiva fresca antes de enviarlo.

? Tenga en cuenta la hora del día en que envía un mensaje de correo electrónico. Se puede escribir ahora, pero tal vez enviarlo más adelante.

Y así sucesivamente.

Al considerar las posibles implicaciones de "Mastering Civility" para un universo Trumpiano, la sección más provocativa trata con el "manejo de la falta de civilidad si usted es el blanco". ¿Qué implicaría para el líder del mundo libre actuar crónicamente con falta de civilidad? ¿Cómo reaccionarían las instituciones estadounidenses e internacionales sobre las cuales ejerce una influencia y con las que debe coexistir?

Curiosamente, uno de los clientes históricos de la profesora Porath es la Agencia Nacional de Seguridad. Tanto durante la campaña y más aún en el actual período previo a su toma de posesión, el presidente electo ha expresado desdén abrumador para todo el aparato nacional de colecta de información y análisis, y ha nominado como asesor de seguridad nacional a un hombre que comparte tal desprecio.

Más recientemente, la cólera de Donald J. Trump se ha dirigido contra la CIA a raíz de la interpretación de la agencia que Rusia habría hecho un intento para influir en la elección presidencial estadounidense. Haciéndose eco de los temas de "Mastering Civility", el ex director de la CIA, George W. Bush, expresó su preocupación por el impacto desmoralizador de tales comentarios. En efecto, si el comandante en jefe sugiere una falta de confianza en la información obtenida, dijo, sería difícil para un director de la CIA ordenar "a las personas que arriesgan sus vidas obtener información crítica imposible de conseguirla de otro modo".

El desprecio de Trump aquellos que debe liderar se extiende a muchos otros rincones del gobierno y del mundo. En su opinión, el Departamento de Asuntos de Veteranos, a pesar de las mejoras bien documentadas en los últimos años, no sólo es incompetente, sino también la agencia federal "más corrupta". Esto es suave en comparación con las opiniones del vicepresidente del equipo de transición y "planificador de alto nivel" no oficial de Trump, Newt Gingrich.

Por supuesto, hasta la fecha, Trump ha sido siempre subestimado. Otro aspecto importante de la investigación de la profesora Porath es el grado en que la civilidad de un líder engendra respeto y admiración.

Podemos esperar que el próximo presidente Donald Trump desee profundamente ambas y eso lo lleva a abrazar la civilidad. Lejos de ser un signo de debilidad, la civilidad podría ser precisamente la herramienta inesperada que necesita para lograr la influencia más amplia y veneración que busca.

Jonathan A. Knee es profesor de práctica profesional en la Columbia Business School y asesor de alto rango en Evercore Partners. Su último libro, "Class Clowns: How the Smartest Investors Lost Billions in Education", fue publicado el mes pasado por la editora de la Escuela de Negocios de Columbia.

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