Llegó a la entidad azulgrana en el 2012 procedente de Libertad, donde logró los títulos en los años 2002, en el 2003, 2006 y Clausura del 2010. Fue titular indiscutible en filas de los azulgranas, durante varios años, con el brazalete de capitán, pero en la última temporada jugó muy poco. Obtuvo dos veces el campeonato con el Ciclón en el Clausura del 2013 y Apertura del 2015.
Se ganó el cariño de la afición cerrista, a pesar que vistió la casaca del tradicional rival, por su gran profesionalidad y su comportamiento como un líder positivo. Cuando jugaba mojaba la camiseta totalmente y estando en el banco de suplentes, apoyaba incondicionalmente a sus compañeros. Era el primero en saludar al equipo que salía victorioso. No se inició en las inferiores del club, pero rápidamente adquirió los colores azul y grana como parte de su piel.
El presidente azulgrana, Juan José Zapag, había afirmado en su momento que la idea de la dirigencia era que Carlos Bonet terminara su carrera deportiva en el Ciclón, para que posteriormente diera sus conocimientos de la profesión en las divisiones formativas. Incluso cuando cumplió 38 años le regaló una casaca cerrista con el número de su edad, ramo de flores y recibió el aplauso de sus compañeros de entonces. Pero la cruz que llevaba puesta era su condición de luchador por las causas de los jugadores. No se cansaba de repetir cuando había deudas en el plantel, sea en sueldos, premios o por la consagración. Carlos Bonet queda en la historia grande de Cerro Porteño.