Por Esteban Aguirre

@panzolomeo

"Una vez tuve la oportunidad de preguntar a mi padre qué fue aquello que lo cautivó a escribir poesía, me contestó que fue el recuerdo de leer por vez primera un poema, el enamoramiento que le generó: La sonoridad de las palabras". - Ariel Romero.

Yegros, un apellido que significa mucho más que una ciudad para mi familia, la cuna que vio nacer a mi abuelo, Juan Esteban Aguirre, un señor que ya no transita la tierra, pero los ecos de sus pasos siguen dando de qué hablar en los pasillos y arenosas carreteras de esta metamórfica ciudad que tuvo tantos nombres como días de la semana.

Una ciudad que de alguna manera logró nunca perder su personalidad, esa hermosa actitud con la que hasta hoy en día te reciben sus moradores, una celebración de cada individuo acorde a su propio andar. En Yegros uno entiende y bebe en abundancia de esa pícara hospitalidad con la que nos caracterizamos los paraguayos.

Alguna vez fue conocida como Ticumberú, el nombre de su original poblador y último cacique del lugar, luego Puesto Naranjo, decretado por Gaspar Rodríguez de Francia en su búsqueda por desarrollar productos para exportar a los países vecinos, en este caso 200 hectáreas de naranjales; Carlos Antonio López también pondría su firma en la ciudad denominándola San Fernando del Espíritu Santo, la cual en épocas de colonización y nuevos inmigrantes del mundo de llegada mutaría a Colonia Nacional, La Nouvelle Picardie (colonia francesa), colonia Juan G. González y eventualmente sería bautizada Fulgencio Yegros.

En mi último andar por esta ciudad tenía 12 años, y la actitud que acompaña la prerrebeldía adolescente, no querer hacer nada que sugieran los viejos, no entender todavía por qué mi papá miraba por la ventana del auto y suspiraba mirando la magnitud del cerro Perõ diciendo: "Mirá eso Martha, que bárbaro lo que es el país en el que vivimos", al menos rescato la moraleja detrás de aquellas entusiastas frases que en su momento estaban ahogadas por mi Gameboy y las 8 pilas que acarreaba para poder hacerlo funcionar.

Repetir un destino es necesario, volver a encontrar nuevas enseñanzas en dar una segunda chance a las cosas. Es como leer "El Principito" una y otra vez, cada vez la rosa tiende a convertirse en una relación distinta, y la importancia del momento se convierte en el actor de reparto que siempre acompañará a aquel corajudo protagonista: El Contexto. Ese tiempo y espacio que tienden a definir quienes somos en el momento en que nos encontramos VIVOS con énfasis en las mayúsculas.

El motivo del viaje era poder participar de los festejos de los 125 años de la ciudad e inaugurar la recién bautizada Biblioteca Municipal, que ahora lleva el nombre del finado Elvio Romero, yegreño de cuna, poeta de poetas y orgullo paraguayo quien, mediante su familia, hizo una importante donación de libros de su colección personal, en el mismo acto el municipio inauguró 5 computadoras "con internet full" para los curiosos estudiantes que con ganas quieran tener un mano a mano con el santo Google. Motivo por el cual mi padre se encontraba ahí, celebrando el legado de la importancia de la educación que le dejó mi abuelo a él y a toda la familia.

De cierta manera la gran lección del viaje fue esa reiterada idea de primeramente entender de dónde venimos para entender o tal vez hasta disfrutar a dónde exactamente es que queremos ir. El Sr. Romero dibuja mejor esta idea, en la hermosa sonoridad de las palabras que esa pluma nacida en Yegros nos dejó.

El Hijo de la Tierra

Si me toca volver, si me tocara

volver a lo hondo, al haz de los rastrojos,

a lo hondo triste que encendió mis ojos,

a lo hondo cruento que labró mi cara;

si a mi propio nacer volviera para

remodelar mis raíces y despojos,

y tocando ese erial de fuegos rojos

mi propio origen, fuerte, me tallara:

volvería a cumplir el mismo rito,

volvería a cantar del mismo modo,

volvería a esplender el mismo nombre.

Pues arbolando siempre el mismo grito,

la misma luz transformaría todo,

¡la misma luz coronaría a un hombre!

Elvio Romero (Paraguay, 1926 – 2004)

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