Por Christian Pérez

Encontró el puesto ideal y fue pilar del mejor Guaraní de los últimos años. Luis de la Cruz, el lateral derecho más determinante del fútbol paraguayo, habló el día después de la tan ansiada consagración y aseguró que este domingo 11 de diciembre del 2016, fue el día más feliz de su vida: gritó campeón con el club del que se volvió fanático y en presencia de su madre Elizabeth, a quien volvió a ver luego de cuatro años. Su progenitora vino a verlo desde España.

En el 2010, la última vez que Guaraní fue campeón, De la Cruz jugaba en la Sub 20 y a veces compartía con el plantel del Primera.

"Beto", como le conocen en Guaraní, recibió a La Nación amablemente en compañía de varios familiares, entre los que resaltaron sus dos hijas, Alexandra de tres años y Mía, de apenas un mes, quien según él, "trajo la copa bajo el brazo".

No quedan dudas de que es uno de los días más felices de tu carrera...

–No es que fue uno de los días, fue el día más feliz de mi vida, en todo sentido. El jueves llegó mi mamá de España, le volví a ver después de cuatro años y me vio salir campeón. Además, hace un mes nació mi segunda hija.

Cerré un año perfecto.

A tu parecer, ¿por qué salió campeón Guaraní?

–Porque jugamos en equipo, porque somos unidos, eso es fundamental. Se dijeron demasiadas cosas por nosotros y al final callamos a todos. Hasta nuestros hinchas comenzaron a desconfiar de nosotros en un momento.

Parecía que los fantasmas de siempre volvían. ¿Sintieron algo de miedo, pensando en años anteriores?

–Pensamos un poquito en los tropezones de antes, pero no fue como años anteriores, esta vez teníamos una confianza distinta.

Fuiste uno de los más eufóricos en el festejo en Luque, ¿fue muy especial para vos?

–Claro que fue especial. Cuatro campeonatos se me escapó así. Siempre terminamos a uno o dos puntos. Dolía mucho pelear hasta el final y quedar en la orilla. Desde que llegué en el 2007 me volví fanático del club. Disfruto el doble porque juego como hincha.

El primer tiempo les costó mucho ante Luqueño. ¿Cómo fue ese entretiempo, hubo nervios?

–Sinceramente estábamos tranquilos y muy confiados que en el segundo tiempo íbamos a reaccionar.

Antes de entrar, sí estuvimos muy ansiosos y capaz con algo de nervios. No había presión, sino mucha ansiedad de salir a ganar y definir ya de una vez.

¿Cuál fue el partido clave?

–Es difícil hablar de un partido nomás, pero para mí, dos juegos fueron determinantes: el que le ganamos a Olimpia en su cancha y el que remontamos a Sol de América (de 3-1 a 4-3).

Por último, ¿tenés alguna promesa que cumplir?

–Sí. Tengo que ir a Concepción a visitar la tumba de mi abuela. Hace rato que vengo con esa promesa.

Luis de la Cruz posa junto al regalo que recibió el día de su cumpleaños: un muñeco personalizado con su nombre. FOTO: ANÍBAL GAUTO[/caption]

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