Por Pedro Gómez Zorrilla
Tempraneramente Diego Arrúa, quien volvió al gran ruido de la mano del técnico Daniel Farrar, porque durante la presencia de Javier Sanguinetti no figuraba ni en el banco de suplentes, con impecable golpe de cabeza, luego de un centro de tiro de esquina de Cristian Sosa, abrió el marcador para los azules.
Intentaron por todos los medios los cerristas llegar a la paridad, moviendo la pelota de costado a costado y buscando la profundidad de Cecilio Domínguez, quien incluso desaprovechó un penal, que es su fuerte, porque apareció la enorme figura de Agustín Silva para desviar en dos ocasiones el disparo del delantero del Ciclón. Producto de la desesperación el equipo de Gustavo Florentín dejó espacios en la zona defensiva, que aprovechó el conjunto solense para anotar el segundo gol por intermedio de Marcelo Cáceres.
Parecía que se volvería a repetir la historia bien conocida, que los danzarines nuevamente derrotarían a los azulgranas. Pero en los minutos finales de la primera fracción, Rodrigo Rojas, en pura inspiración propia, estableció el descuento.
Luego Guillermo Beltrán al inicio nomás de la etapa final estableció la igualdad y a partir de ahí se observó un partido de ida y vuelta. Los cerristas no se cansaron de atacar, pero estaba escrito, Cecilio Domínguez, no aparecería en la nómina de goleadores. El lunes Cerro Porteño irá a Capiatá con una sola consigna, ganar para intentar jugar la Copa Libertadores de América, en un juego que tendrá el tinte de final.