Por Benjamín Livieres Plano
Periodista
Inaudito. Así calificó el presidente del Banco Central del Paraguay (BCP), Carlos Fernández Valdovinos, las modificaciones introducidas por el bloque que controla la Cámara de Senadores al proyecto de Presupuesto General de la Nación. Y no es una exageración. De quedar firmes dichos cambios, el país se enfrentaría a corto plazo ante el riesgo cierto de caer en cesación de pagos y de poner fin a la estabilidad monetaria que se construyó a lo largo de muchos años.
El alto funcionario lo explicó en un lenguaje muy sencillo. Al recortar de US$ 590 millones a US$ 300 millones la emisión de bonos para el año 2017, los senadores de la disidencia colorada, el "luguismo" y sus afines del radicalismo auténtico, dejaron al Estado paraguayo sin recursos para cubrir los servicios de la deuda pública y, por si eso fuera poco, hicieron que Hacienda no tenga posibilidad alguna de cubrir los vencimientos con otros fondos, al eliminar el rubro presupuestario destinado para dicho efecto.
La deliberada mala intención resulta evidente y constituye un golpe salvaje a la economía y a la confianza internacional de la que goza actualmente el país. Pero hubo más que eso. Los senadores "hermanados" en su "cruzada" contra el gobierno de Horacio Cartes, también establecieron límites a la intervención del Banco Central en materia de política monetaria; estratégica a los fines de mantener contenida la inflación en alrededor del 4%, lo que provocará un alza del dólar y, en consecuencia, de los precios de todos los productos provenientes de las importaciones.
Esta medida, de aplicarse, representaría un violento retroceso en materia de estabilidad monetaria, que había ubicado al Paraguay como el país de menor índice inflacionario de la región, la cual podría dispararse a la par del aumento de la cotización de la moneda norteamericana, tal como advirtió el titular de la casa matriz.
Y a modo de remate, el bloque que controla la Cámara Alta resolvió igualmente elevar los sueldos de médicos y personal de blanco, así como de los docentes, en porcentajes que van del 12 al 18%, lo que significa un aumento significativo de los "gastos rígidos" que la administración pública está obligada a cubrir (sueldos, entre otros), por lo cual no tendría más opción que cercenar otros programas fundamentales, como los de índole social, por ejemplo.
Para cualquier observador medianamente informado, ya no hablemos de analistas locales o extranjeros, resulta incomprensible, si no directamente descabellado, el tratamiento que se le está dando al Presupuesto y sus posibles consecuencias.
Un país como el Paraguay, que a pesar de las condiciones regionales y mundiales adversas registra las mayores tasas de crecimiento económico en América Latina, que mantiene la inflación baja desde hace más de 15 años, que cuenta con las mejores calificaciones de parte de los organismos financieros internacionales, puede sin embargo tirar todo al mismísimo tacho de basura por la mezquindad e irracionalidad de un puñado de legisladores, movidos por criterios políticos sectarios y hasta personalistas.
Entonces surge la pregunta, ¿qué pretenden ganar al adoptar decisiones de esta naturaleza? ¿A quién o quiénes podría beneficiar que el país entre en default, o que se dispare la inflación o que el Estado siga aumentando sus gastos corrientes? Definitivamente, a nadie. Tal vez la única pregunta que se hicieron los promotores de semejante política haya consistido en solo determinar cómo perjudicar al gobierno y desgastar la figura de HC, en la tonta convicción de que así aumentarían las chances de unos y otros con miras al 2018.
Desde la óptica de la oposición, en un país en el que la política se halla tan degradada y se practica de manera muy primitiva, es hasta si se quiere "entendible". Como dirían algunos, "están en su papel". Pero, ¿y en el caso de "Marito" y sus seguidores, que vienen cumpliendo el triste papel de traidores a su propio partido? ¿Acaso no se dieron cuenta de que un eventual fracaso de Cartes implicaría, automáticamente, la extinción de todas sus posibilidades -si es que tuviesen alguna- de ser elegidos luego como su reemplazante?
Lo cierto es que tanto "marioabdistas", como sus aliados de izquierda y del sector "efrainista" del liberalismo, se comportan cual sicópata que añora capitanear un barco y, en lugar de mostrar sus mejores aptitudes para desempeñar el papel, se dedica a torpedearle bajo la línea de flotación, abriéndole cuantos boquetes pueda al casco.
Es eso lo que pretenden hacer con el país, unos cuantos senadores, a quienes debemos hacerles saber con meridiana claridad que no estamos dispuestos a hundirnos ni con ellos, ni con nadie.