Es el caso de Carolina Alegre Alonso. Si bien de niña cultivaba ella la devoción a la Medalla Milagrosa, nunca pensó que a casi medio siglo de su vida, la Virgen María se le manifestaría de forma tan frecuente, pero bajo la advocación de la Rosa Mística.
Para que todo esto sucediera, Carolina debió pasar por una difícil situación: le detectaron cáncer de mama en estado 3 y con un 100% de hacer metástasis en el aparato digestivo. Esto, antes de alejarla de Dios, la unió aún más, logrando incluso –según ella– una milagrosa sanción de la que dio testimonio.
"Tenían que operarme, pero antes me dijeron: 'vamos a rezar con un carismático' (…) Me arrodillé frente al Santísimo y me impusieron las manos. ¡Fue algo tan fuerte! Sentí que me estiraban la cabeza de un lado a otro y sentí que era María la estaba a mi lado. Luego de eso, el carismático me dijo: 'Cristo estuvo aquí y te sanó. En los próximos estudios que te hagas, te saldrá todo bien'", comentó con una paz y sonrisa en el rostro.
Carolina aseguró que ella nunca dudó de esa sanación, ya que se entregó al Señor. "Yo volví a nacer el 20 de junio (2015). Yo allí le conocí al Señor y le conocí a María", dijo al tiempo de indicar que días después, al encontrar a una amiga, ésta le regaló un dije con la imagen con la Medalla Milagrosa.
Tras su viaje a Brasil, en el Hospital Sirio Libanés donde le confirmaron la sanación pese a la diagnóstico previo, ella comenzó a rezar el rosario en su casa, donde tenía la imagen de la Virgen de la Medalla Milagrosa, sin imaginar lo que luego sucedería.
"Un día fui hasta una amiga muy querida y ella tenía la imagen de la Rosa Mística, la grande, la peregrina. Y ella me dice 'yo hace rato que esto esto para vos, tomá', me dice y me da la imagen. Yo no es que le quería, porque ya tenía la otra (Medalla Milagrosa), pero a mi hija la trae", recordó. A partir de ahí, comenzaron las manifestaciones que no paran, inclusive hasta el punto de formar grupos de oración para ayudar otros enfermos de cáncer.