David S. Evans y Richard Schmalensee

Uno de los más antiguos modelos de negocio en el mundo consiste en usar nuevas tecnologías para aplastar a los negocios tradicionales, impulsar la innovación y crear nuevas e inmensas fuentes de valor.

Los "matchmakers" (casamenteros) el tema de nuestro nuevo libro, facilitan que dos o más grupos de consumidores se reúnan y hagan negocios. Ellos operan plataformas que facilitan el que los participantes conecten e intercambien valor.

A diferencia de los negocios tradicionales, ellos no compran materias primas, fabrican cosas y las venden. En lugar de ello, reclutan participantes y después venden a cada grupo de estos el acceso a otro grupo.

Hoy estamos viviendo la economía de los matchmakers. Tres de las cinco compañías más valoradas en el mundo –Apple, Google y Microsoft– generan parte de sus ganancias conectando a diferentes grupos.

Así lo hacen siete de los más valiosos unicornios –empresas emergentes con valor superior a mil millones de dólares– como Uber y Airbnb. No son solo estas enormes compañías. Westfield Malls opera centros comerciales que ayudan a reunirse a vendedores y compradores.

Usted probablemente usa múltiples matchmakers a lo largo de su día, desde el sistema operativo en su teléfono, hasta centro de intercambio para negociar acciones o una aplicación para citas.

Las firmas que componen la economía de proyectos y la economía compartida también son matchmakers. las compañías de la economía en base proyectos conectan trabajadores con consumidores que los necesiten, mientras que las de la economía compartida compaginan capacidad sin uso con personas que quieren rentarla.

Los matchmakers tienen que solucionar el problema más difícil en los negocios, una masa crítica de dos o más grupos de participantes, que valoran el servicio, se inscribirá sólo si puede tener acceso a otros grupos de participantes. Muchos casamenteros exitosos también violan las reglas básicas del establecimiento de precios. Le venden sus servicios a un grupo por menos de lo que cuesta, quizá incluso regalándolo u ofreciendo recompensas.

Los matchmakers tienen algo que ningún negocio tradicional posee, una elaborada gobernanza a base de un sistema de leyes, aplicación y penalidades, para mantener a sus participantes alineados. En el 2009, una quinta parte de los empleados de Facebook eran "policías" patrullando el sitio en busca de contenido inapropiado.

El modelo de negocio de los matchmakers difícilmente es nuevo. Visa cumplirá su 50 aniversario este año, el London Stock Exchange tiene más de 200 años de edad, y el Grand Bazaar en Estambul tiene más de 500. Sin embargo, actualmente los matchmakers están turbo-cargados por las tecnologías modernas, y estas plataformas turbo-cargadas están marchando alrededor del mundo, aplastando tanto a los negocios tradicionales como a las antiguas plataformas.

Tenemos un gran optimismo de que los matchmakers turbo cargados impulsarán un vendaval de destrucción creativa que arrasará la economía y producirá un gran valor social.

Sin embargo, nuestra visión se atempera con el realismo de que la mayoría de quienes intenten este modelo de negocio fracasarán de manera miserable. Algunas de las compañías imitadoras "Uber para algo" revolucionarán industrias, pero la mayoría se convertirán en el "Uber para nada".

(Este artículo está adaptado de "Matchmakers: The New Economics of Multisided Platforms", de David S. Evans y Richard Schmalensee. Evans es un economista, emprendedor y consejero de negocios. Schmalensee es profesor emérito en el Massachusetts Institute of Technology).

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