Por Gustavo Colmán Rodríguez

Con la derrota, la selección paraguaya se ubica en la séptima posición en la tabla con 15 puntos, y la posibilidad de acudir a la cita de Rusia-2018 es remota, ya diría imposible, pues no sólo depende de ganar los partidos de local y otros de visitante, sino que debe esperar a que se den otros resultados.

Uno de esos casos ilógicos sería que Argentina (19) y Colombia (18) pierda sus partidos de locales para que nuestra chance tenga alguna razón de ser. Si las matemáticas aún no nos eliminan, soñemos.

Somos como aquellos parientes católicos -opuestos a la eutanasia-. Para el creyente, el sufrimiento y la muerte no son un vacío carente de sentido, ganamos otra vida, es lo que va con nuestra forma de pensar y vivir, dejemos descansar al enfermo y que todo corra por su cauce normal, que sea lo que Dios quiera.

Este fallido 'proceso' denominado Rusia-2018 se debe olvidar y empezar de nuevo, ni cirugías, ni reacondicionamientos, pues lo único que se conseguirá es aumentar la desconfianza al trabajo pensado a futuro.

Ahora la discusión se basa en que debe o no seguir Francisco Arce al frente del seleccionado. Muchos dicen sí, para no cortar el proceso. El fútbol no tiene proceso, ni en Paraguay ni en la China.

Los técnicos son hijos de resultados y las selecciones son conformadas por jugadores de buen nivel en el momento de las convocatorias, es así de simple.

Lo bueno sería darle rodaje a los jóvenes que vienen asomando y definitivamente ir por el recambio, pues siguiendo con la postura de buscar imperiosamente resultados sin importar cómo, las consecuencias pueden ser nefastas para esta generación de jugadores que deberán soportar dos eliminaciones consecutivas.

La denominación de la generación de los fracasados a estos jugadores invade las redes sociales, sin que nadie aún y menos la dirigencia, asuma alguna responsabilidad sobre este suceso.

Gerardo Martino seleccionó jugadores de alto rendimiento en sus equipos y los 'exprimió' en la selección conformado un buen equipo que dio resultados. Pero he aquí que en el Barcelona, con figuras mundiales fracasó y debió renunciar antes que lo despidan.

Sin embargo, nadie discute la alta calidad del trabajo del 'Tata', lo que le valió llevar a la Argentina a dos finales de Copa América.

Entonces, cuál es el camino que debería tomar la dirigencia del fútbol?, es saber a qué se apunta e iniciar un trabajo con los jugadores que ya pelearían un lugar en Qatar. En esta etapa olvidemos a los experimentados que ya dieron lo que pudieron y vamos a otra cosa.

La albirroja necesita jugadores que de nuevo sientan la emoción de vestirla y no utilizarla como rampa de lanzamiento para futuras transferencias. Apostemos a jugadores comprometidos a la causa, la que enorgullece a la afición.

La generación de los Saúl Salcedo, Blas Riveros, Lorenzo Melgarejo, Miguel Almirón, Cecilio Domínguez, Sergio Díaz y tantos otros jóvenes que van pidiendo cancha.

Existe una generación golpeada por los fracasos, no repitamos con estos nombres la misma experiencia, estamos a tiempo y la dirigencia debería tomar nota para asumir decisiones difíciles, pero oportunas y que apunten al futuro. Sin ello, el mal tendrá consecuencias que irán mermando el potencial futbolístico de nuestros atletas.

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