La ansiedad y confianza se conjugaban a flor de piel. Nadie quería perderse la fiesta de la previa al gran partido semifinal de esta noche frente al Atlético Nacional de Medellín de Colombia. Algunos pedían que el reloj corra más rápido.
Que el martes llegue pronto. Porque el pueblo azulgrana está en vilo, listo para ir con todo hasta el final esta noche en el Defensores del Chaco.
Porque el apoyo a los jugadores se hace sentir, es incondicional, más todavía en esta instancia casi suprema de la Copa Sudamericana.
Las más grandes se colgaban unas tras otras, de arriba para abajo. De abajo para arriba. Las banderolas chicas flameaban en manos de casi siete mil hinchas que participaban.
Con ganas de saltar, cantar y alentar. Niños, madres, padres, tíos, sobrinos, vecinos, amigos. Cerristas de todas las edades. Familias enteras se encontraron y se unieron a la misma causa: Cerro Porteño.
Para hacer fuerza por el equipo, los jugadores, cuerpo técnico, dirigentes, incluido el presidente Juan José Zapag.
Al ritmo de batucada, aliento a rabiar, estallidos de petardos y luces de bengala los jugadores entrenaron. El momento más emotivo se dio cuando los jugadores se juntaron y saludaron a los fanáticos.