Para que Paraguay siga avanzando en mejorar su clima de negocios y competitividad, el ministro de Hacienda, Santiago Peña, pidió que el sector privado se involucre y acompañe el proceso. Mientras que empresarios abogaron por impulsar reformas estructurales que permitan el mayor desarrollo del país, así como generar facilidades para el acceso a capitales que empujen a empresas a apostar en Paraguay.

Fue durante el debate de clima de negocios y competitividad en Paraguay organizado por el Banco Mundial, ayer.

"Hay mucho aún por hacer. La agenda de competitividad es a largo plazo y por eso necesitamos el involucramiento de todos los sectores para seguir avanzando", expresó el titular de la cartera económica.

Por su parte, el presidente del Club de Ejecutivos del Paraguay, Yan Speranza, abogó porque sea instalado como debate los factores de la productividad, sumado a grandes reformas que lo acompañe.

Bruno Defelippe, director ejecutivo del Grupo Koga Impact Ltd, en tanto, dijo que aún sigue siendo un gran desafío abrir empresas en el país por la falta de financiamiento y la burocracia existente, que si bien se avanzó en acortar estas dificultades, se debe buscar acciones que ayuden a los emprendedores.

El Banco Mundial publicó recientemente el reporte Doing Business 2017, el cual posiciona a Paraguay en el lugar 106, que representa la segunda mejor posición en ambiente de negocios entre los países del Mercosur, por encima de Argentina y Brasil y por debajo de Uruguay.

Sin embargo, aún le resta varios desafíos para seguir mejorando su posición.

Al respecto, el gerente de Comercio y Competitividad del Banco Mundial, Álvaro

Quijandría, habló de que Paraguay aún debe trabajar en mejorar varios de los indicadores contemplados en el Doing Business.

Entre estos puntos se encuentra la apertura de empresa, indicador en el cual el país se sitúa por debajo del promedio de América Latina.

En el caso de insolvencia es que se recupera muy poco, cuando las empresas pasan por un proceso de insolvencia en Paraguay se recupera

el 25% del total de los activos de la firma que entra en proceso de insolvencia. El promedio es muy bajo cuando uno considera el manejado

por la OCDE, por ejemplo, que es de 75%. Ante esto, el reto es ir acercando a ese promedio, remarcó Quijandría.

Y en cuanto a garantías inmobiliarias, el experto dijo que simplemente la falta de un esquema del mencionado indicador hace que, por ejemplo,

no se pueda tomar como garantía bienes (ganado) que los negocios podrían perfectamente utilizarlos como aval para su financiamiento.

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