Los que viven en entornos más desfavorecidos, cuyo estado de salud es a menudo más frágil y que tienen poco acceso a la atención médica son los más vulnerables a las enfermedades relacionadas con la contaminación, revela Unicef.
Para combatir este flagelo insta a los líderes mundiales que participarán en la COP22 a tomar una serie de medidas de emergencia en sus respectivos países para mejorar la calidad del aire y proteger a los niños.
La agencia exhorta a hacer mayores esfuerzos para cumplir con las normas internacionales de calidad del aire reduciendo la dependencia de los combustibles fósiles y impulsando el desarrollo de fuentes de energía renovables.
Unicef también pide facilitar el acceso de los niños a la atención médica, incluyendo las campañas de vacunación para reducir el riesgo a que sufran enfermedades respiratorias, y minimizar su exposición a la contaminación.
Por último, aboga por que las fuentes de contaminación como las fábricas no estén ubicadas cerca de escuelas y parques infantiles. Y señala que una mejor gestión de los residuos puede minimizar la cantidad de basura que se quema en las comunidades.
Según investigadores de la Universidad Brigham Young en Provo (EEUU), la contaminación es, más que perniciosa para la salud, directamente mortal. Y es que la inhalación de las partículas en suspensión cuyo diámetro no excede de 2,5 micras provoca enfermedades como las cardiovasculares, las respiratorias y el cáncer. Un nuevo estudio alerta de que este riesgo es extensible a toda la población, incluidas personas que disfrutan de una buena salud.