"Esta serie tiene que ver con el ambiente rural que es donde yo me muevo. Hay situaciones cotidianas, pero también tienen una connotación política. Es mucho más rural, hay menos cantidad de personajes. Eso por ejemplo es una diferencia en relación a la cantidad de personajes que había antes en mis trabajo", dice Fidel Fernández, un joven artista plástico paraguayo que habilitará su nueva muestras este martes a las 19:30 en El Cabildo (Avda. De la República entre 14 de mayo y 15 de agosto).
Una serie de 15 obras forman parte de la "Exposición de pinturas de Fidel Fernández 2015-2016", con la cual el artista explora nuevos territorios visuales, nuevos contextos que cambian en algo la narración de sus personajes. Sensaciones y conceptos son las nuevas propuestas de Fidel, quien después de 3 años vuelve a ofrecer una muestra individual.
Cinco de las obras de esta serie ya fueron presentadas en el Bienal de Asunción 2015. Y diferencia de sus trabajos anteriores, Fidel dejó atrás ahora las locaciones de ciudad, y atrás quedaron esas esquinas en más de una decena de personajes que retrataba en parte múltiples realidades en una sola "instantánea" urbana.
"Yo creo que los personajes tienen mayor intensidad. Yo tengo una necesidad de mostrar lo rural, porque yo vengo de eso, yo me siento con la posibilidad de visibilizarle a la gente. No es que yo me siento como una persona que está haciendo una denuncia o algo así. Yo agarro (un personaje) y lo que yo hago es una especie de transformación. Es como una película, no son ellos mismos, al quitarles esa esencia de mucha realidad y ser medio caricaturesco, me da esa posibilidad que la idea no sean tanto de confrontación, sino más bien tiene algo picaresco y grotesco también", explica Fidel, quien vive desde hace varios años ya en Benjamín Aceval.
REBELDE
Fernández tiene esas historias que se ajustan a narrar el ideal del ganador emergente. Viene del origen más humilde posible, fue "criadito" en varios lugares, peón, albañil, y se abrió camino como pintor y escultor autodidacta. Forjando su propia forma de concepción y expresión, hasta lograr el reconocimiento del círculo artístico local, sin embargo, su rebeldía no le permitió cobijarse bajo la sombra de ese árbol, y tal vez no podrá ser llamado como un ejemplo a seguir.
"Yo tuve una necesidad de proyección. Yo participé de los concursos que ellos -el circuito de artistas locales- organizaban. Gané esos concursos, usé la beca de esos concursos para irme a París (tras ganar el premio Matisse), y después yo dije 'ya está, ya conseguí lo que quería'. Yo me fui ganando premios de muchos lugares, pero al final eso me sirvió para decir 'yo soy de acá', de donde yo vivo. Por eso la temática rural", comenta Fidel.
"Yo me alejé de ellos, aproveché el tema de poder usar ese paso para mi conocimiento, pero la estructura en sí a mí no me parece bien. Yo pienso que esa gente está desconectada, no digo de la realidad, pero sí desconectada del ámbito de la gente, con obras en jeroglífico, con una difícil interpretación. Y me parece que esas cosas muchas veces son como triquiñuelas que utilizan para esconder algunas cositas. Y me parece que hay mucho de eso en los artistas que están por acá", agregó.
VARIOS PREMIOS
Entre el 2005 y durante la siguiente década, Fernández obtuvo distintos tipos de reconocimientos, primero menciones, después se fue acercando a los primeros puestos hasta lograr varios premios, como el de Artistas Emergentes o el Henri Matisse.
Tiene en su haber 4 exposiciones individuales, las últimas dos fueron "Yvypora", en el Centro Cultural de España, con esculturas en el 2011; y en el 2013 se presentó en El Cabildo.
La muestra no tiene un curador detrás, y su serien se regula por su propia dinámica y visión, y también por fuera de las galerías: "En las galerías te van a mandar a pintar cositas para decoración, entonces yo evito moverme dentro del ámbito de las galerías, por ese motivo, para crear una serie. Para que la obra tenga una intensidad para que no se venda como si fuera en suelto", agrega.