Por Bernt Entschev
Fundador de De Bernt Entschev Human Capital
Cuando un empleado se retira de una empresa, la forma cómo ocurre esa escisión es lo que da el tono sobre si podrá haber un retorno. Esta es una posibilidad real, entonces piense en ella, aun si no es para ahora. A fin de cuentas, el futuro es una incógnita.
Si el empleado fue despedido con causa justa, por supuesto que no hay vuelta. Sin embargo, si fue un despido por otros factores, las puertas pueden seguir abiertas. Para ello, la sensación en la salida debe ser que la empresa perdió a alguien valioso, un buen empleado, un buen compañero. Si fue el empleado quien dimitió, igualmente se debe hacer ese proceso de una forma que deje buenos recuerdos.
Fuera de la empresa, el comportamiento también se debe considerar. No hablar mal del antiguo empleador, no denigrar la organización o sus gestores. Guarde esas opiniones para sí mismo.
Y jamás revele datos secretos de la empresa para la competencia. Además de antiético, es desleal.
Hay empresas que tienen por cultura no aceptar el retorno de ex empleados. Prefieren descubrir nuevos talentos. Otras piensan que es ventajoso arriesgarse con alguien que ya conoce la empresa y tiene su confianza a la hora de ocupar un cargo. Esto depende de la cultura organizacional.
Lo más importante es percibir que, durante la ausencia, se cambian tanto la empresa como el empleado. Valores, percepciones, experiencias, productos, mercado, todo se cambia, y la idea de volver tiene que tener en cuenta esa perspectiva. Por mi experiencia, el retorno suele ser exitoso en el 50% de los casos.
Por esta razón, siempre sugiero una evaluación en profundidad, para saber si vale la pena retornar a su antiguo empleador. Analice el contexto en el que dejó la empresa y aquel en el que volverá. Si el ambiente organizacional será receptivo. Si los motivos que lo hicieron dejar la empresa siguen presentes o no. Y solo entonces tome una decisión, consciente de que, aun estando de vuelta, posiblemente no será como antes.