Por Marcelo A. Pedroza

COACH – mpedroza20@hotmail.com

Lo importante es participar. Y desde esa acción que se genera al estar en el lugar esperado, realizando la actividad que uno se ha propuesto, es posible entregar lo que surge desde el interior del ser. El foco central debe estar amparado por el sentido que se le da a lo que se está viviendo.

Recientemente en el Vaticano se hizo el primer encuentro internacional denominado "El deporte al servicio de la humanidad", al cual asistieron atletas de todo el planeta, hombres y mujeres de diferentes religiones, miembros de las Naciones Unidas, incluido su secretario Ban ki-moon y también estuvo el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach. Todos emitieron sus pareceres, fueron escuchados, pudieron intercambiar experiencias e ideas acerca de la relevancia del mundo deportivo.

Ese espacio maravilloso generado por el ser humano, esa innumerable gama de ejercicios logrados por el espíritu de millones de ellas y ellos, penetrado en la historia personal de cada uno de sus actores, es una masa pulmonar gigantesca que oxigena el espectro social global.

Es el aire que circula dispuesto a contagiar la vitalidad de quien se atreve a superarse a sí mismo y eso genera aquel que trata de jugar lo mejor posible y lo hace con nobleza. La capacidad atmosférica es ilimitada e inclusiva hacia todos aquellos que se disponen a ser protagonistas, y la impronta tendrá tantas características como individuos la pongan en práctica.

Es la visión del compromiso la que más fuerza le otorga al concepto del juego, contemplado este último, como el promotor de la creación de los desafíos a los que se dirige el ser humano.

Es que construyen un escenario positivo los que se comprometen a dar de sí lo que han cultivado y lo hacen participando noblemente a través del deporte. Esto puede trasladarse a todos los ámbitos donde las personas desarrollan sus vidas.

Se producen naturales conexiones entre los términos expuestos precedentemente, y son tantas deducciones como criterios cada cual pueda tener. La sociedad es un ente genérico que vive indudablemente a través de la piel de quienes están en ella. Es que cada ciudadano se constituye en una capa de tejido resistente y flexible que cubre y protege el cuerpo social.

El papa Francisco inauguró el evento y en sus palabras de apertura recalcó la necesidad de ser auténticos y leales tanto en el deporte como en la vida. También destacó la importancia de apoyar todas las iniciativas que permitan el acceso al deporte en condiciones dignas.

El mensaje del Sumo Pontífice estimula a valorar al juego como una forma de crecer dentro de la comunidad a la que se pertenece. El aprendizaje existe en todas las circunstancias y se puede alimentar con los principios del comportamiento deportivo que fueron tratados durante el acontecimiento mencionado, y por los cuales también es viable el crecimiento en todos los órdenes de la existencia humana. Ellos son la compasión, el respeto, el amor, la educación y la alegría. Pilares centrales para la convivencia entre las personas.

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