El resultado del plebiscito en Colombia sobre el acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) dejó sorprendido a la misma Colombia, a Latinoamérica y al mundo. Lo que parecía ser un mero "trámite", finalmente se convirtió en una dura realidad que debe ser reflexionada profundamente por la sociedad y la clase política.

El domingo, el "No" se impuso al pacto de paz que buscaba poner fin a 52 años de guerra interna que dejó miles de muertos y una nación enlutada. Esto, naturalmente, genera una enorme interrogante sobre lo que de ahora en más pueda pasar. La pregunta más sencilla, pero con una respuesta tan compleja, es, ¿cómo el pueblo colombiano pudo rechazar la posibilidad de ir a la paz luego de 52 años de conflicto?

Los resultados demuestran una división de la sociedad que puede marcar de vuelta una situación conflictiva, probablemente ya no (esperemos así) armada con las FARC, pero sí en el campo político, donde las posturas están muy radicalizadas. Otra interrogante es qué postura adoptarán las propias FARC.

El gobierno de Juan Manuel Santos dijo no tener un plan "B", pero que seguirá intentando lograr una paz duradera, mientras que desde el otro sector, liderado por el ex presidente Álbaro Uribe, se festeja al considerar que si bien la gente quiere la paz, no está de acuerdo con dar concesiones a las FARC, como se plantea en el documento de casi 300 páginas que fue firmado hace nada más que una semana.

"¿Apoya usted el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera?", rezaba la pregunta que fue realizada en el plebiscito. Lo negociado desde el 2012 en La Habana fue rechazado porque aunque más de 6 millones 300 mil personas votaron por el "Sí", superando el umbral de 4 millones 500 mil votos requeridos para avalar el acuerdo, fueron más las adhesiones por el "No", con más de 6 millones 400 mil, según los datos oficiales.

Existe la intención de lograr la ansiada paz, pero por caminos diferentes. Los colombianos deberán encontrar el camino a través del consenso, para que así sea; por el bien de Colombia y por el bien de Latinoamérica.

El más férreo opositor a esta cruzada fue el ex presidente Uribe, quien aseguró que "la paz es ilusionante, pero los textos de La Habana decepcionantes". El "ganador" de esta consulta asegura que el acuerdo otorga impunidad a los rebeldes y encamina al país hacia el "castrochavismo" de Cuba y Venezuela. De otro lado, se afirma que "ganó el odio", el "odio a las FARC", como sostuvo a la AFP Jorge Restrepo, director de un centro de análisis. "Quedamos sumidos en una profunda crisis política y con unas consecuencias económicas muy negativas", indicó.

En este contexto, serán ahora las FARC las que tendrán que decidir si siguen con el compromiso de desmovilización y desarme, integración y el cese del fuego. Una gran interrogante.

Cabe apuntar que el pacto con las FARC, de 297 páginas, que fue firmado frente a varios presidentes y ante la mirada de todo el mundo, buscaba terminar el principal y más antiguo conflicto armado de América, un complejo entramado de violencia entre guerrillas, paramilitares y agentes estatales, con saldo de 260 mil muertos y 6 millones 900 mil de desplazados. El acuerdo preveía que las FARC ingresarán a la política legal. Sus 5.765 combatientes, según cifras de la guerrilla, deberán concentrarse en 27 sitios para su desarme y posterior reinserción a la vida civil, un proceso de seis meses que será supervisado por las Naciones Unidas. Qué pasará ahora, es una nueva interrogante.

Con los resultados de la consulta, de vuelta pone a Colombia en un estado de incertidumbre, lo que causará preocupación a toda la región. Aunque es prematuro aún aventurarse a decir lo que puede pasar a partir de ahora, no es menos cierto que las sombras de la confrontación que ya dejó miles de muertes y mucho dolor de nuevo ronda a ese país.

Como se señaló en este mismo espacio hace unos días, poco antes de la firma de acuerdo de paz, el pueblo colombiano, en medio de una ilusión de lograr la verdadera paz, se encuentra en este momento en un clima de escepticismo sobre lo que puede pasar en el futuro. Con esta situación, ese escepticismo aumenta aún más. Pero lo cierto es que existe la intención de lograr la ansiada paz, pero por caminos diferentes. Los colombianos deberán encontrar el camino a través del consenso, para que así sea; por el bien de Colombia y por el bien de Latinoamérica.

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