Rebecca Knight

Cuando la política está tan al rojo vivo, como lo está en estos días (en los Estados Unidos), es difícil resistir el deseo de hablar de lo que está pasando con los compañeros de trabajo. Pero, ¿será justamente la oficina el lugar adecuado para discutir si usted simpatiza con Clinton o Trump? o si está feliz o furioso por el Brexit. ¿Cuál es la forma más discreta de hacerlo?

Las simpatías políticas pertenecen al fuero íntimo y tendemos a mantener con firmeza nuestras creencias. Hablar de política con los colegas es un asunto complicado. Y, sin embargo, pasamos la mayor parte de nuestras horas de vigilia con nuestros colegas, así que es natural sentir la necesidad de procesar nuestros pensamientos y sentimientos con ellos. De hecho, aprender a hablar acerca de la política de una manera productiva incluso podría ayudarnos a entender cómo manejar otras conversaciones difíciles en el trabajo.

He aquí algunas estrategias para asegurar que estas conversaciones se mantengan en el marco de la civilidad.

-Sopesar las consecuencias: Cuando se trabaja todos los días en estrecha colaboración con los colegas es probable que se tenga una idea de en qué lugar del espectro político se afinca cada quien. Tenga en cuenta estas señales sociales antes de abordar o participar en una conversación sobre política. Mida las consecuencias de hablar frente a callar.

-El ambiente como una oportunidad: No piense en la conversación como una oportunidad para convertir a su colega o para juzgar la decisión del otro. En su lugar, piense en el diálogo como algo interesante.

-Haga preguntas: La mejor manera de aprender de las conversaciones es haciendo muchas preguntas. Trate de identificar las experiencias formativas que plasmaron la visión del mundo de esa persona y procure una apreciación de cómo llegó a esa opinión.

-Sea respetuoso: La clave de las relaciones diplomáticas es mostrar respeto por el otro lado, incluso si usted cree que el otro lado es evidentemente fanático. El desafío central de la creación de capital social en el lugar de trabajo es aprender a trascender nuestros juicios hacia otras personas. Trate de mantener la calma y la serenidad.

-Busque una base común: Para evitar que la conversación se vuelva áspera, busque áreas donde usted y su colega puedan coincidir. Haga hincapié en los aspectos comunes diciendo algo como: "Todos queremos que nuestro país sea grande. Solo tenemos diferentes puntos de vista sobre cómo llegar a eso".

-Evite conflictos: Solo porque su colega plantea un tema político no significa que usted deba morder la carnada. Usted puede cambiar ingeniosamente la conversación hacia un tema neutro o centrarse en temas relacionados que no son específicos de un candidato o de un partido.

-No se enfrente: Si le parece que no podrá mantener la calma durante un debate durante el almuerzo, termine la conversación. Por otro lado, si la charla política incesante de un colega es a la vez incómoda y dispersa, haga oír su voz.

Así, reconozca los riesgos, haga preguntas y sea curioso y de mente abierta. Hablar de política en el trabajo puede ser arriesgado, pero si lo hace con cuidado y sin emitir juicio de valor, podría acercar a sus colegas.

(Rebecca Knight es periodista independiente en Boston y profesora en la Universidad de Wesleyan).

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