En los últimos años, numerosas iniciativas y obras de los gobiernos –central, municipal y departamental– han insistido en la búsqueda de una mejor calidad de vida para sus habitantes que se centre en la igualdad de oportunidades, para lograr así la accesibilidad universal; un tema clave, en especial para las personas con discapacidad. Las acciones, en general, fueron tímidas mediante la adaptación de calles y avenidas para la circulación de las sillas de ruedas, los accesos preparados a edificios y hasta rampas en los buses para estas personas.

Aún con estos pequeños avances, que fueron posibles gracias a profusas campañas y llamados a la conciencia en favor de políticas públicas más humanitarias hacia estas personas, hay ámbitos en los cuales aún la fuerza de esta campaña no ha tenido peso. Uno de ellos, por ejemplo, es el turismo, que ha mostrado atonías en cada una de las áreas descritas anteriormente y que procura poder satisfacer los estándares en esta materia, como lo demanda la Organización Mundial del Turismo (OMT), en base a la resolución adoptada por las Naciones Unidas en la Asamblea General de diciembre del 2006.

El turismo en Paraguay ha tenido un notable crecimiento en los últimos dos años (según cifras de la Senatur ronda el 80%), pero en materia de inclusión, la misma ha sido bastante floja.

Para revertir estos números, a partir de este año la Senatur ha puesto en marcha el Plan Director de Turismo Accesible para las Misiones Jesuíticas Guaraníes del Paraguay, en el que pretende impulsar una meta de crear condiciones de acceso para que las familias, personas con discapacidad, tercera edad y niños tengan el derecho a disfrutar de la diversidad.

Dentro de este marco positivo hacia la inclusión, ayer se desarrolló una jornada de acciones en favor de la promoción de esta igualdad. Así, por el Día Mundial de Turismo, la institución realizó una serie de actividades que incluyó campañas de sensibilización sobre la importancia del trabajo en torno a la accesibilidad en diferentes puntos de Asunción.

De a poco esta campaña va ganando fuerza y sostenibilidad, y seguirá creciendo en la medida que la conciencia de los ciudadanos y sus autoridades tenga el empuje para mantenerlos ya como políticas desde el Estado.

Pero que no se crea que invertir en este tipo de infraestructura o de concienciación es una pérdida de tiempo. La práctica y la implementación del turismo inclusivo en otros países han traído numerosos beneficios para esas naciones, porque han comprendido que la accesibilidad universal y el diseño para todos como estrategia para transformar a la realidad un turismo válido presenta una buena ocasión para el incremento de los beneficios económicos de este sector. Este es un principio que lo entienden en la Senatur, así como en algunos municipios del país –como Asunción, Encarnación y otros– que coinciden que el turismo para todos contribuye a la creación de una oferta más sostenible.

Hoy, el turismo tradicional le genera ingresos al país por unos US$ 400 millones, atendiendo a los estudios que indican que cada turista gasta en promedio US$ 351. Esta cifra podría ser aún mayor con la aplicación de esta política de inclusión que posibilitaría que más visitantes con discapacidad se sientan incluidos y atraídos por esa oferta.

Esto es posible debido a que el sector turístico local entendió que la vía para lograr crecimiento sostenido es a través de las políticas públicas. En este sentido, hay que señalar que el Plan Maestro de Turismo 2008-2018, que hoy se emplea en la citada secretaría de Estado y contempla la accesibilidad universal, como un órgano promotor, facilitador y responsable del desarrollo de este sector, ofrece las guías para concretarlo.

No cabe duda, en definitiva, que la accesibilidad y la inclusión mejoran la calidad de la oferta turística, otorgándole un valor añadido del que tendrán provecho todos sus usuarios.

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