• Por César Paredes, Economista

En estos días se ha generado un debate interesante con respecto a la regulación de la intermediación de títulos valores, debido a un comunicado de la Comisión Nacional de Valores (CNV) advirtiendo al mercado con respecto a plataformas web que intermedian un tipo de instrumentos (pagarés) de empresas que no están anotadas en sus registros y por lo tanto no tienen un régimen de información obligatoria que presentar a los inversionistas.

La historia cuenta que los mercados financieros y bursátiles nacieron desregulados, es decir, existieron los mercados y después, normalmente ante la presencia de agentes abusivos, empiezan a regularse para evitar en lo posible estos abusos. Esto pasa con todos los mercados en realidad.

Hace más de 200 años, unas personas empezaron a intercambiar acciones y deudas de empresas en un sitio físico determinado, dando nacimiento a lo que hoy conocemos como Bolsa de Valores.

Empezó con buenas intenciones, gente que compraba y vendía sin problemas, hasta que aparecieron algunos intermediarios que empezaron a falsificar papeles o inventar empresas para vender sus emisiones de bonos y acciones y con eso estafar a los inversionistas, que habían acudido a la fiebre de inversiones tratando de generar ganancias obviamente.

En ese momento se hizo necesaria la regulación y a partir de ahí, los mercados donde se negocian títulos valores (deuda mediante bonos o pagarés y acciones de capital) se regulan para evitar estos abusos.

La regulación obliga a las empresas que quieren recibir dinero del público a registrarse en la Comisión Nacional de Valores, presentar documentación obligatoria en forma permanente, además de certificaciones de legalidad (control de estatutos, registro de firmas autorizadas, control del destino de los fondos captados, etc.), todo esto disponible al público en un ente llamado Bolsa de Valores y obliga también a los intermediarios autorizados (Casas de Bolsa) a informar al inversionista con respecto a los riesgos de las inversiones, dejando adicionalmente registro del origen de los fondos invertidos, para evitar meter al sistema dinero generado en actividades ilícitas.

Esta regulación tiene normalmente un mecanismo simplificado para empresas pequeñas.

El caso es que algunos que salimos a aplaudir ese comunicado de la CNV fuimos tildados inmerecidamente como "enemigos de la innovación".

El problema no es la plataforma, ni la tecnología ni la velocidad ni la empresa promotora de ese servicio en sí misma, el problema es que están ofreciendo inversiones en empresas a personas en forma masiva, llamando a cualquiera a invertir y este mecanismo ya está regulado en nuestro país y existe una entidad llamada Comisión Nacional de Valores que interpreta la ley que regula este mercado.

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