Alepo, Siria | AFP |
Las armas dejaron de escucharse después de que entrara en vigor la tregua el lunes a las 19H00 locales (16H00 GMT), pactada por Rusia y Estados Unidos, que apoyan respectivamente al régimen y a los rebeldes, en un nuevo intento de poner fin a más de cinco años de guerra.
El ejército ruso afirmó el martes que las fuerzas del régimen respetarían el alto el fuego pero acusó a los rebeldes de haber disparado "en 23 ocasiones contra barrios residenciales y las posiciones de las fuerzas gubernamentales". La televisión oficial siria dio cuenta de violaciones menores marcadas por disparos de cohetes por rebeldes que no dejaron víctimas.
La ONU informó no obstante que esperaba garantías de seguridad para sus convoyes antes de lanzar operaciones humanitarias.
Para poder enviar ayuda a los barrios rebeldes sitiados de Alepo, militares rusos instalaron un punto de observación móvil en la ruta de Castello, un eje de acceso vital al norte de la segunda ciudad siria que une la región con la frontera turca, desde donde proviene esta ayuda, según las agencias de prensa rusas.
Pero Damasco anunció que rechazaría el ingreso de ayuda de Turquía a los barrios rebeldes de Alepo si no se coordinaba con el gobierno de Bashar al Asad y con la ONU.
FIESTA
Tanto en el este como en el oeste de Alepo, los habitantes permanecieron en las calles el lunes hasta la medianoche, aprovechando el alto el fuego para celebrar el Eid al Adha, la fiesta musulmana del sacrificio.
Los niños volvieron el martes a subirse a los columpios sin miedo a que sus juegos terminaran en tragedia. Otros, más mayores, jugaban al fútbol bajo un puente destruido. Pero, al contrario que antes de la guerra, esta fiesta del Eid no vino acompañada de un festín, pues gran gran parte de los puestos del mercado estaban vacíos.