Por: Tito Caro
Calor que se anuncia en pleno agosto. Dicen que todavía tendremos frío, temperaturas bajas sin excesos extremos. Lo que se conviene llamar de fresco. Dicen que enero y febrero serán los más calientes de los tiempos. El año pasado el planeta vio las temperaturas más altas de su historia, el año anterior ya había ocurrido lo mismo. Año tras año, aumentamos. Son marcas tristes del calentamiento global. Hay gente que no cree. Hay gente que no piensa porque cree que pensar hace mal al corazón. Es verdad. Pensar muchas veces sobresalta, angustia, entristece y todo esto puede herir.
Estoy en San Bernardino, en casa de M.A. Ella prepara fideos que compra en la Panadería Alemana. Yo los llamo fideos verde pálido con ligera alma de infierno. La pimienta no asusta, dice que está presente pero no pretende ser el centro del espectáculo. Contribuye de forma decidida, sin embargo, los fideos no serían lo que son si no fuera el picante. Mi amiga sabe prepararlos. Ciencia menor dirás, pero arte sin embargo. No todos sabemos dejarlos al dente, no más, no menos.
Conversamos sobre lo que existe. El gran tema todavía no se desató. Me refiero al lago. Dice el calendario que es asunto para dentro de muy pocos días. Las reclamaciones, las soluciones, las postergaciones, la resignación, el lago no renace. Los temas respetan el calendario, cuento entre otros, el dengue del verano, los sermones de diciembre, los dramáticos raudales de las lluvias, y por supuesto, la navidad que, según estima mi amiga, este año empieza a caer a fines de setiembre con la rigurosa decoración de pinos, renos y nieve. Envidia sienten la fauna y flora local.
Temas para más tarde, ya hablaremos de esto. Te recomiendo los fideos que vende la Panadería Alemana, te recomiendo San Bernardino en cualquier época. Pregunto a M.A. si estará durante la temporada. Ella me mira, no contesta. Creo que piensa en el sentido que tiene una contestación posible. Mi amiga se enfrenta. Pensar, en este caso y con especial énfasis, hace doler el corazón. Voy pensando mientras hago el camino de vuelta por la nueva ruta y dejo el momento de un rico encuentro al medio día.