Brasilia, Brasil | AFP

Rousseff dice ser víctima de una farsa que enmascara un golpe parlamentario

de Temer, quien aspira a terminar mandato hasta el 2018.[/caption]

En la última década, Brasil pasó de ser un gigante en ascenso y un modelo a seguir en la región a hundirse en la peor crisis política y económica de su historia reciente, degradado por enormes escándalos de corrupción.

Brasil, que estuvo hasta hace poco entre los emergentes de referencia, se despidió con pompa de los primeros Juegos Olímpicos de Sudamérica y enfrenta ahora la dura realidad: el desenlace del juicio de destitución de su presidenta Dilma Rousseff, que puede acabar con 13 años de la izquierda en el poder. Y la gran pregunta es: ¿cómo sucedió esto?

La elección de un obrero como presidente en 2002 inauguró una era mítica en la política de Brasil: fundador del Partido de los Trabajadores (PT), Lula da Silva prometió gobernar para las clases sumergidas. En sus dos mandatos consecutivos, Lula se benefició de los efectos del 'boom' de los commodities, que hizo que en el 2010 Brasil creciera un impresionante 7,5%, gracias también a programas sociales del gobierno de izquierda que permitieron sacar de la pobreza a más de 40 millones de personas y llevaron el empleo a niveles récord. El descubrimiento en el 2007 del 'presal', gigantes yacimientos de petróleo en aguas ultraprofundas, completó la narrativa de que Brasil sería imparable.

Del "mito Lula' al descalabro económico

Envalentonada, la mayor economía latinoamericana peleó entonces con éxito para ser la sede del Mundial de fútbol en 2014 y para que Río de Janeiro recibiera los Juegos Olímpicos en el 2016. Pero rápidamente las expectativas demostraron ser demasiadas altas. Con un modelo de crecimiento basado principalmente en el consumo interno, la desaceleración china y los precios de las materias primas -incluido el crudo- en declive, siguieron cuatro años de magro crecimiento.

La crisis internacional, el agotamiento del mercado interno, la retracción del mercado externo para las materias primas brasileñas y una crisis política profunda: todo eso llevó a una explosión popular en el 2013. En plena Copa Confederaciones en Río de Janeiro, millones de brasileños salieron a las calles para expresar su descontento con el deterioro de la economía, un llamado de alerta que los movimientos sociales consideran fue desoído por Rousseff.

En recesión desde 2do trimestre de 2015

Desde el 2do. trimestre del 2015, el gigante sudamericano entró en recesión y la máquina de malas noticias se aceleró: las agencias calificadoras de riesgo quitaron a Brasil el sello de buen pagador, la economía se contrajo 3,8%, el desempleo cerró el año en 9% y la inflación se disparó hasta un 10,67%. En todos esos rubros, Brasil registró en el 2015 las peores estadísticas en 30 años.

Fuga de aliados y el gran fraude en Petrobras

A la par del descalabro económico, el proyecto político del PT no supo capitalizar el 87% de aprobación con que Lula dejó la presidencia en el 2010.

Su ahijada política, la ex guerrillera Dilma Rousseff, fue reelecta en el 2014 por un estrecho margen, con la promesa de retomar el crecimiento sin recortar beneficios de las clases trabajadoras. Pero acorralada por la crisis, Rousseff emprendió un rígido ajuste fiscal resistido por la izquierda, que finalmente no pudo concretar debido a las trabas que le impuso el Congreso, donde sus detractores ya comenzaban a pavimentar el camino hacia el impeachment.

Acusada de manejar irregularmente las cuentas públicas, Rousseff iba perdiendo aliados políticos, una desbandada que se precipitó tras la ruptura con su propio vicepresidente. Como telón de fondo está el mayor escándalo de corrupción de Brasil: un esquema de sobornos montado en torno a la estatal Petrobras, que desvió más de US$ 2.000 millones hacia los bolsillos de políticos, empresarios y funcionarios de la petrolera. Con el escándalo del 'mensalão' (que descubrió un sistema de compra de votos en el Congreso por parte del PT) la corrupción en Petrobras mostró que el gobierno de Lula y Dilma tenía al PT y a partidos aliados comprometidos con la corrupción.

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