Nathaniel Popper

Una preocupante llamada telefónica llegó a la línea interna de Morgan Stanley en mayo del 2010.

Uno de los principales asesores financieros de la compañía en Mississippi, Steve Wyatt, tenía problemas con medicamentos y "no podía dormir, entrando a las 3:00 y las 4:00 AM", dijo su ayudante en la llamada, según las notas tomadas por la persona que contestó el teléfono. Wyatt, un agente de bolsa, también negociaba dinero de los clientes de manera "errática", añadió el asistente.

Morgan Stanley es uno de los principales bancos de Wall Street. Opera una de las empresas más sofisticadas del mundo en materia de asesoramiento financiero. Pero cuando llegó dicha llamada hubo muy poco esfuerzo para solucionar los problemas, dijeron en una audiencia de arbitraje los colegas de Wyatt y hasta el propio Wyatt.

Esa no era la única vez que Morgan Stanley no prestaba atención a las advertencias sobre Wyatt, quien gestionaba decenas de millones de dólares del dinero de los clientes, de acuerdo a un acuerdo ocurrido esta semana y a los documentos de casos de arbitraje contra él y la empresa.

Durante los cinco años de Wyatt en la empresa, supervisores y oficiales de control se dieron cuenta varias veces de su conducta problemática y de sus esquemas de negociación y no intervinieron, según consta en los documentos. Los abogados de sus antiguos clientes afirman que perdieron la mitad de su dinero, o alrededor de US$ 50 millones.

El caso de Wyatt, envolviendo la participación de un solo agente, revela la dificultad que incluso las empresas sofisticadas pueden encontrar en la supervisión de sus redes remotas de agentes, quienes gestionan los ahorros para la jubilación de millones de personas en los Estados Unidos.

Las empresas de Wall Street expandieron su actividad hacia servicios de gestión de patrimonio e intermediación, a medida que beneficios de otros negocios quedaban bajo presión de las regulaciones impuestas después de la crisis financiera del 2008. Morgan Stanley ahora cuenta con cerca de 16.000 asesores financieros, una de las mayores fuerzas de este tipo de cualquier empresa.

Wyatt, quien supervisaba la gestión de más de US$ 100 millones de los clientes, fue despedido en el 2012, más de dos años después de aquella llamada telefónica y después de que más preocupaciones fueran planteadas.

En una entrevista, Wyatt, ahora de 44 años, dijo que cayó en depresión y tuvo sentimientos suicidas, desencadenados por el caos de la crisis financiera y sus consecuencias. Añadió que sus supervisores nunca le ofrecieron ayuda o expresaron preocupación. "Si ellos pensaban que yo era un suicida, si pensaban que yo estaba deprimido, preocupados o no, nadie me dijo nada a mí", sostuvo.

Esta semana, el secretario de Estado de Mississippi dijo, en acuerdo con Morgan Stanley, que la firma "no había supervisado razonablemente" a Wyatt. "Claramente, hubo señales de advertencia, hubo indicios de cuestiones personales", expresó Delbert Hosemann, secretario de Estado de Mississippi. "Todas las advertencias fueron tratadas de manera superficial o no fueron tratadas en absoluto", agregó.

El acuerdo desterró de la industria de valores a Wyatt y a su supervisor inmediato de por vida. A Morgan Stanley se le ordenó crear un fondo de US$ 4,2 millones para reembolsar a los clientes, una pequeña parte de lo que esos clientes afirman haber perdido con Wyatt.

Morgan Stanley no admitió ni negó las acusaciones en el acuerdo con el estado de Mississipi.

La compañía está en litigios de arbitraje contra decenas de ex clientes de Wyatt. Manifestó en documentos legales que los clientes fueron "negligentes" por no seguir más de cerca a Wyatt. En los tres casos de arbitraje en los cuales ya hubo un fallo hasta ahora, Morgan Stanley tuvo que pagar alrededor de US$ 3 millones.

James Wiggins, un portavoz de la compañía, dijo esta semana que muchas de las pérdidas de Wyatt fueron en realidad resultado de la agitación causada por la crisis financiera.

"Tomamos muy en serio nuestra responsabilidad de colocar el interés de nuestros clientes en primer lugar", aseguró Wiggins.

El acuerdo con Mississipi proporciona pocos detalles sobre el comportamiento que comprometió a Wyatt y Morgan Stanley. Pero testimonios y miles de páginas de documentos de los casos de arbitraje revisados por el The New York Times arrojan luz sobre cómo se desarrolló esta cuestión en la empresa.

En un momento dado, el comportamiento de Wyatt creó suficiente preocupación y los supervisores en Morgan Stanley le impidieron hacer negocios desde sus cuentas personales. Al mismo tiempo, la compañía le permitió continuar haciendo negocios con el dinero que él gestionaba para los clientes.

Una de sus colegas en Mississippi dijo en un testimonio que ella y otros en la oficina sufrían de un "shock básico porque no pasaba nada para ayudar a Steve (Wyatt), para ayudar a los clientes, a la empresa y a la oficina con lo que estaba ocurriendo", de acuerdo con una transcripción.

"El corredor de bolsa es un problema en este caso", dijo Joseph Peiffer, un abogado que representa a algunos de los clientes de Wyatt. "Pero el problema real es que Morgan Stanley le permitió hacer lo que hizo".

"UN MONTÓN DE DINERO"

Cuando Wyatt fue llevado a Morgan Stanley en el 2007 por Fred Brister, el gerente de la sucursal de Ridgeland en Mississippi, no había antecedentes en su expediente en la misma área durante más de una década en Smith Barney. Jessica Clarke, uno de los clientes de Wyatt de Morgan Stanley, dijo que era un vendedor sociable que ganó su cuenta porque generaba confianza. Un "niño genio", dijo Clarke, de 84 años.

"Te voy a conseguir un montón de dinero", escribió Wyatt en un correo electrónico a otro cliente en el 2007. "No va a ser fácil y podrá parecer poco ortodoxo a veces, pero quédate conmigo y haz lo que te digo", añadió.

La evidencia que está siendo utilizada contra Wyatt en el arbitraje comenzó a acumularse poco después de que se incorporó a Morgan Stanley.

En su primer año, tomó el dinero de algunas de las cuentas de sus clientes y lo puso en tan solo dos acciones, en Blackberry, el fabricante de teléfonos móviles, y Valence, un fabricante de baterías que más tarde fue a la quiebra. Cuatro clientes que recurrieron al arbitraje el año pasado vieron sus inversiones en ambas acciones caer más de un 60 por ciento, de acuerdo con sus registros.

Morgan Stanley manifestó en documentos legales que esas operaciones de bolsa se hicieron en cuentas de los clientes que ellos controlaban. Los clientes dijeron que Wyatt rara vez les consultaba antes de negociar y no pidió aprobación para las grandes inversiones en Blackberry y Valence, hecho que la secretaria de Estado de Mississippi también notó.

Antes de cumplirse un año de la llegada de Wyatt, el oficial de riesgo de Morgan Stanley en la sucursal de Mississippi había hecho una lista escrita a mano de las "alarmas que disparó" Steve con 10 problemas, incluidos errores en negociaciones, altas tasas y pérdidas significativas.

Fran Finch, otro agente de bolsa en la oficina, fusionó algunos de sus clientes con Wyatt cuando este se incorporó a Morgan Stanley, a causa de su aparente éxito en conseguir dinero. Pero ella testificó que, en el 2010, llevó a sus clientes lejos de Wyatt, ya que su comportamiento y su rendimiento financiero eran más erráticos.

Funcionarios de cumplimiento de Morgan Stanley también se dieron cuenta. "Él, evidentemente, no está prestando atención a lo que está haciendo con las cuentas de sus clientes", escribió en abril del 2010 un funcionario de la compañía.

Dos meses después, el ayudante de Wyatt, Debbie Dotson, llamó a la línea directa de recursos humanos para expresar sus preocupaciones.

Cuando Dotson lo hizo, "la administración respondió adecuadamente y discutió esas preocupaciones con Wyatt", expresó Wiggins, portavoz de Morgan Stanley. "Esa discusión tuvo los resultados deseados y no se planteó ninguna preocupación posterior", agregó.

Wyatt dijo en una entrevista y en testimonio de arbitraje que no recordaba que sus supervisores se hubiesen acercando a él a consecuencia de su conducta o de su estado mental.

Dos meses después de aquella llamada, Finch, una colega, escribió a Brister, el supervisor de la sucursal, diciéndole que no estaba haciendo lo suficiente para manejar los problemas creados por Wyatt. Ella escribió en el correo electrónico que Wyatt estaba "incapacitado por las razones que ustedes conocen muy bien".

Unos meses más tarde, Wyatt eludió los controles de Morgan Stanley y compró el 60 por ciento de las acciones en circulación de una pequeña compañía israelí de TV por cable (RiT), para sus clientes. La alta concentración en un solo lote de acciones disparó una advertencia en el departamento de cumplimiento regulatorio de Morgan Stanley.

Pero, a pesar de las conversaciones por correo electrónico sobre la necesidad de detener a Wyatt, este continuó la compra de acciones de RiT para sus clientes durante meses. En última instancia, adquirió casi todas las acciones disponibles de la compañía para el público, compañía esta que pronto perdió gran parte de su valor.

"Esta fue una situación desafortunada en la que no funcionaron dos niveles de comprobación", testificó en el arbitraje el gerente local de cumplimiento.

En el 2011, Morgan Stanley inició una investigación sobre el comportamiento de Wyatt. Eso terminó con una amonestación por la compra de acciones a nombre de los clientes sin consultar con ellos primero, señala el acuerdo con el estado de Mississippi.

Wyatt fue despedido en junio del 2012, cuando un abogado que representaba a uno de sus clientes de Morgan Stanley presentó con evidencia de que había estado utilizando una dirección de correo electrónico personal para persuadir a los clientes a comprar inversiones que tenía en sus propias cuentas privadas.

Desde entonces, Wyatt dijo, ha estado tratando de reiniciar su vida fuera de la industria financiera. Sus abogados no respondieron a la pregunta sobre si podría asumir la responsabilidad en los casos restantes de arbitraje.

Brister continuó como supervisor de Morgan Stanley hasta este año. El acuerdo con Mississippi sostiene que se retiró el mes pasado. Él no pudo ser contactado para hacer comentarios.

CONFIANZA EN LA PERSONA EQUIVOCADA

Clarke, de 84 años de edad, cliente de Wyatt, dijo que había asumido que Morgan Stanley la reembolsaría cuando se le proporcionó evidencia de cómo Wyatt, en pocos años, perdió la mitad del dinero que su marido le dejó al fallecer.

En lugar de esto, la compañía declaró en documentos de arbitraje que había "actuado de buena fe y sin conocimiento de cualquier irregularidad o actividad inapropiada" en la cuenta de Clarke. Morgan Stanley dijo en los documentos que Clarke y otros firmaron con conocimiento en una cartera agresiva con Wyatt y sufrieron las pérdidas que conllevan este tipo de estrategias.

Clarke aseguró no recordar que se le haya preguntado acerca de qué tipo de estrategia de inversión quería llevar a cabo. Dijo que dejó eso a cargo de Wyatt.

El acuerdo de esta semana dijo también que Morgan Stanley hizo poco para comprobar si las estrategias de negociación de Wyatt eran consistentes con las necesidades de sus clientes o para verificar la información sobre ellos que él puso en la base de datos de la compañía.

Mirando hacia atrás, Clarke dijo que ahora reconoce que su error fue confiar en Wyatt y confiar en Morgan Stanley para controlarlo. "Yo nunca me planteé que podría haber estado negociando con un mono", dijo en una entrevista. "Yo sabía que era una empresa reconocida. Fue un golpe terrible para mí".

El panel de arbitraje que supervisa el caso de Clarke –el primero contra Wyatt– le concedió US$ 150.000. Sus estados de cuenta muestran una disminución de aproximadamente US$ 700.000.

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