POR DANIEL ARÉVALOS
El equipo de Eduardo Rivera dejó la impresión que respetó en demasía al rival. Si bien Peñarol tiene mucha jerarquía, ayer mostró que está en formación y no fue superior al Luqueño.
Con un buen arquero y una defensa bien cerrada, el conjunto charrúa se protegió bien atrás y sin arriesgar mucho llegó con algunas chances de llegar al gol.
Luqueño como siempre careció de fuerza en ataque. Enso Villamayor estuvo muy marcado y Jorge Salinas no fue el acompañante ideal, quedando prácticamente Vladimir Marín en la doble función de crear y marcar.
Además, el colombiano no estuvo fino ayer en las jugadas de pelotas paradas. Lo que en otros partidos le trajo buenos resultados a Luqueño (los tiros libres ejecutado por Marín en las cercanías del área), esta vez fue errático.
Cuando ingresaron Pablo Zeballos y Guido Di Vanni, se pudo haber aprovechado mejor las jugadas en ataque, pero la salida de Alexis González, pese a que ya tenía una amarilla, desarmó la contención en el mediocampo.
El equipo uruguayo que aún no tiene competencia oficial, se mostró más suelto que Luqueño, especialmente para ganar las pelotas divididas.
Pero no todo está perdido para los auriazules, pues de alguna manera es un alivio el hecho de no haber recibido gol. Queda la suerte echada en el partido de vuelta, el próximo martes en Montevideo.