Por décadas se ha instalado en Paraguay la percepción de que el Estado está enfrentado al sector campesino y viceversa. Nuestra historia, las acciones de los gobernantes y un sistema que permitió privilegiar a los sectores más poderosos por mucho tiempo llevaron a que la situación no sea una simple percepción, sino una realidad que ha impactado en la condición de vida de miles de familias del campo.

Debe llegar el tiempo en el que esa percepción, sustentada en la realidad, sea dejada de lado definitivamente para que el Estado esté considerado en realidad aliado de los pequeños productores para que con organización y coordinación se logre mejorar la situación campesina.

Con una política clara, priorizando aspectos que apunten a la verdadera reforma agraria y la mejor condición de producción agrícola de las familias, se han dado grandes pasos en los últimos años, aunque desde algunos sectores no quiera ser aceptado, por intereses que no precisamente están sustentados en la responsabilidad política, sino en el afán de mantener esquemas partidarios que beneficien a unos pocos.

Aún queda mucho por hacer, dificultades que superar, incluso errores que cometer, pero es innegable que hoy existe un contexto muy diferente gracias a una mirada más comprometida de las instituciones públicas hacia el campesinado, lo que demuestra una clara línea de acción.

En ese contexto, se debe señalar que la organización de los pequeños productores y la producción familiar en el campo son enfocadas como mecanismos efectivos para el combate la pobreza, cuyo índice de acuerdo con los datos oficiales ha disminuido.

El respaldo al sector campesino debe ser sostenido y no interrumpido por ambiciones sectoriales. Debe darse un gran acuerdo entre las organizaciones campesinas y las instituciones del Estado para velar por un crecimiento que permita mejores condiciones de vida en el campo. El acuerdo entre el Gobierno y la multisectorial, concretado luego de las manifestaciones en Asunción hace unos meses, ha permitido un acercamiento que debe ser aprovechado por ambas partes para ampliar los consensos de cara a acciones más amplias.

Una muestra de que es posible un trabajo conjunto para garantizar que los fondos públicos sean usados exclusivamente en los sectores para los que están destinados fue el cruzamiento de datos de una lista de beneficiados para la refinanciación de préstamos. El Gobierno y las organizaciones campesinas lograron detectar y quitar de la lista a cientos de avivados (entre ellos incluso funcionarios públicos) que intentaban engañar al Estado.

El trabajo tiene que ser llevado con seriedad y transparencia tanto por los entes públicos como por las propias organizaciones que, finalmente, serán las beneficiadas.

En medio de este tipo de acciones en las que el Estado y los campesinos, en un plan de trabajo conjunto por el bien común, desarrollan desde hace un buen tiempo se encuentra la actividad impulsada por el Indert denominada "De la colonia a tu casa". Es un programa que permite a familias campesinas ofrecer sus productos de manera directa al consumidor, evitando intermediaciones especulativas que hacen, primero, que el costo final sea mucho más elevado y, segundo, ganancia para los productores sean menores.

El viernes fueron ofertados productos de organizaciones agrarias de Concepción y San Pedro. Un aspecto que eleva esta iniciativa es incluso que en estas ferias del Indert se promueven con la participación mayoritaria de los Comités de Mujeres, a través de la Dirección General de Género, que busca fortalecer la agricultura familiar campesina y favorecer la comercialización directa de sus productos de finca al consumidor.

Para esta semana, de Concepción vinieron expositores de las comunidades Dr. Roberto L. Petit, compañía Laguna Plato, Ko'ê Porã, Saladillo y San Felipe. Del departamento de San Pedro participan expositores de Caraguatay'i, Martillo, Hugua Potî, Kokuerâ y Jasy Kañy.

Desde luego, debe entenderse que este tipo de programas no logrará disminuir de la noche a la mañana los graves problemas sociales heredados, pero demuestra cuál es el camino que se debe seguir en busca de soluciones integrales de cara al futuro. La necesidad de la gente obliga a que aquellos que sostienen que buscan el bien común dejen de poner el palo en la rueda para que juntos, todos los paraguayos, avancemos hacia el país que deseamos.

Paraguay ya no es el mismo, es diferente, como decía el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y este tipo de acciones ratifican el compromiso con la gente.

A esta visión de un alto representante de una institución internacional, ahora debemos sumar lo señalado por el presidente Ejecutivo del Banco de Desarrollo de América Latina, ente conocido como CAF, Enrique García. En una charla desarrollada en el Banco Central del Paraguay (BCP), aseguró: "Veo que hay una clara consciencia de la necesidad de enfocarse en el proceso continuo. Paraguay tiene que dar un salto en las reformas estructurales".

Definitivamente, hay coincidencia de que estamos por buen camino.

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