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Según la mayoría de las mediciones, la economía de Estados Unidos está floreciendo. El desempleo es de solo 4,9 por ciento. De abril a junio, las nóminas crecieron en una saludable cifra de 147.000 empleos por mes, en promedio. La confianza del consumidor es fuerte y las ventas de casas nuevas son más altas que en cualquier momento desde el 2008.
Los mercados financieros se han sacudido en mayor medida sus preocupaciones de principios de año sobre el crecimiento chino y su depresión de verano en torno al Brexit.
Se esperaba que el crecimiento del segundo trimestre, que debe ser revelado después de que este artículo vaya a la prensa, se hubiera recuperado después de un inicio decepcionante en el 2016, reflejando el año anterior.
Sin embargo, el 27 de julio la Reserva Federal optó por mantener las tasas de interés en el rango meta de entre 0,25 y 0,5 por ciento por quinta reunión consecutiva. ¿Qué explica la vacilación del banco central?
Una respuesta es que la inflación, según la medición que establece la Fed, es de solo 0,9 por ciento, muy por debajo de la meta del 2 por ciento del banco central.
Sin embargo, Janet Yellen, la presidente de la Fed, ha argumentado desde hace tiempo que los aumentos de precios repuntarán conforme se disipen los efectos del petróleo barato y un dólar fuerte. La inflación base, que excluye los precios de alimentos y energía y regularmente presagia la medición de la inflación general, es de 1,6 por ciento. La competencia por los trabajadores está elevando los salarios.
El aumento salarial anual medio es de 3,6 por ciento, según la Fed de Atlanta, casi la misma que en julio del 2006. Eso sugiere que la inactividad en la economía está desapareciendo.
Detrás de la inercia de la Fed también radica un problema más sutil: es difícil decir cuán relajada está realmente la política monetaria.
Eso depende de la tasa de interés "natural", el nivel que, en teoría, causaría que la inflación ni subiera ni cayera. Si las tasas son mucho más bajas que esta, entonces la Fed está ofreciendo estímulo al máximo. Si están solo ligeramente por debajo de ella, la Fed está meramente dando a la economía un suave empujón.
Lo segundo parece más probable. Una reciente estimación de la Fed de San Francisco situó la tasa natural en términos reales, restando la inflación, en 0,4 por ciento. Si la Fed estuviera alcanzando su meta inflacionaria del 2 por ciento, la tasa nominal natural sería de 2,4 por ciento. Con una inflación en 0,9 por ciento, las tasas de hoy parecen solo modestamente estimulantes.
Varios factores están manteniendo baja la tasa natural. Uno es el débil crecimiento de la productividad. En la expansión económica anterior, en la década del 2000, el crecimiento de la productividad promedió 2,5 por ciento al año.
Desde la crisis financiera, ha promediado solo 0,9 por ciento. Otra causa es una población en envejecimiento, la cual, al reducir la capacidad de la economía para producir, disuade la inversión. Los pesimistas económicos dicen que estas fuerzas y otras están causando un "estancamiento secular".
Los establecedores de tasas de la Fed se están abriendo más a esta posibilidad, dijo David Mericle de Goldman Sachs, habiendo preferido previamente describir los lastres para el crecimiento meramente como "vientos en contra". Desde diciembre, su estimación media de donde se asentarán las tasas a largo plazo ha caído de 3,5 por ciento a 3 por ciento.
James Bullard, presidente de la Fed de San Luis, abandonó recientemente una posición agresiva para argumentar que la economía está ahora en un "régimen" de tasas bajas que probablemente persistirá. Los mercados también esperan que continúen las tasas bajas: un bono de la Tesorería a 10 años reditúa solo 1,5 por ciento.
La Fed dijo, en su declaración posterior a la reunión, que los riesgos a corto plazo han "disminuido". La fortaleza del consumo significa que hay posibilidad de un aumento de tasas este año; los mercados lo sitúan en alrededor del 40 por ciento.
Sin embargo, si la Fed tuviera una visión más clara del panorama a largo plazo, las tasas probablemente serían ya más altas ahora. Cuando la visibilidad mejore, podría ser necesario un cambio de dirección abrupto.