Por: Javier Barbero

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En mi profesión no me canso de argumentar que Peter Pan, si quiere, puede crecer. Si quiere.

En la vida solemos cruzarnos con muchas personas que parecer estar atrapadas por la creencia de que las cosas no tienen que ser como son. Las cosas deberían ser distintas a como se presentan. Y se embanderan para protestar en contra de las "cosas" pretendiendo cambiar dimensiones del vivir que son imposibles de cambiar porque sencillamente no podemos controlar, decidir ni anticipar.

A ese dominio en coaching le llamamos el espacio de los hechos fácticos. Todo aquello fenomenológico que sencillamente ocurre porque lo determina una dimensión de mayor poder que la mía. Hechos que más allá de que me gusten o no esté de acuerdo con cómo se presentan son lo que son y como son. Y se materializan en toda su crudeza.

Parece muy tonto pero hay personas que le ponen mucha energía de protesta a un día de lluvia. Otras se viven quejando de que una persona es así o es asá. Hay personas que se enojan con el paso del tiempo, con la música que escucha el vecino, con la comida que está demasiado fría o demasiado "algo", con la mascota que se refriega en el pasto. Hay personas que se quejan de todo y que se pasan la vida en el calvario del reproche, de la molestia, de la carencia y de la victimización.

Como coach entiendo que uno de los puntos centrales en este tema tiene que ver con que no hemos sido educados para fluir. Estamos adoctrinados y atrapados en un paradigma de control que a la larga resulta ser una mentira, una falacia, porque no podemos controlar casi nada. A veces ni siquiera a nosotros mismos.

No se nos ha enseñado que a la vida no se la puede controlar porque ella es más grande que todos y hace lo que quiere con nosotros. Tampoco –en contraparte- se nos ha enseñado a trabajar para desarrollar conciencia en esta dimensión y ser más flexibles a partir de lo que nos toca.

¿Te toca un día de lluvia cuando en realidad esperabas un sol radiante? Es tu responsabilidad ser flexible y acomodarte a lo que hay encontrando propósitos nuevos. ¿Te toca un vecino que escucha música fuerte a la hora en las que vos necesitás silencio? Es tu responsabilidad ser flexible y crear un espacio de conversación para llegar a un acuerdo. Te toca lo que te toca y siempre estarás sola para responder a eso. Salvo que hayas desarrollado un ejército de salvadores que se hagan cargo de vos en nombre del amor que te tienen, de lo incapaz que te juzgan o de alguna conveniencia ya que salvándote ganan algo de tu parte.

Siempre es tu responsabilidad salir del caprichoso Peter Pan para acabar descubriendo que nada es tan mágico como en el cuento. Y que a fin de cuentas, lo único que todos tenemos es nuestro libre albedrío para crear a partir de lo que ya viene decidido y determinado en nuestra propia vida.

La queja y la carencia nos hacen poner carita de "pobrecito anga" y eso no es sexy.

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