Por Pablo Noé

pnoe@lanacion.com.py

Director periodístico La Nación TV

Tenemos muchas cosas buenas en Paraguay que podríamos ir destacando con el objetivo de levantar nuestro ánimo: una de ellas es que vivimos en el país de los amigos. La fecha de recordación de este sentimiento puro del ser humano se recordará nuevamente, con toda su parafernalia habitual, el próximo 30.

Existen una serie de reflexiones que adornan recuerditos de bajo presupuesto y perfiles de redes sociales, una plataforma que nos brinda la globalización, que nos impide abstraernos a los momentos más edulcorados de ocasiones como esta, motivo de estas líneas. Estas son algunas de esas apostillas que empleamos elegantemente cuando en verdad queremos decir otra cosa.

Tener un amigo es tener un tesoro: más todavía si el mismo está ubicado en un cargo de relevancia, con privilegios que pueden alcanzar no solamente a cada uno de nosotros, sino a nuestros familiares y otros amigos. Esto no nos da derecho a pedirle un carguito a nuestro conocido, que una vez asumido en la función pública, pasa a convertirse en casi, casi, nuestro mejor amigo y hermano del alma.

Mi amigo es tu amigo: esta teoría de la transición amistosa en Paraguay se traspasó a un documento legal vigente, la recomendación. Ya sea verbal, escrita, vía Whatsapp o por teléfono, esta es una garantía constitucional que tenemos para invocar a un exponente de la política o del ámbito social en caso de extrema urgencia. Ya sea para zafar de los zorros grises o para solicitar algún puesto en un ente estatal. También para defendernos corporativamente.

Un amigo es quien lo sabe todo de ti y a pesar de ello te quiere: Tomando esta base, muchos operadores, conociendo los antecedentes de los políticos que son sus jefes, los acompañan en cada campaña electoral. Saben cómo son, igual le quieren; le quieren en el mismo cargo, por ende, ellos seguir en el suyo.

La amistad duplica nuestras alegrías y divide nuestra tristeza: esta cuasi fórmula matemática no debería estar acompañada por otra que diría, la amistad bien cosechada aumenta exponencialmente nuestras riquezas, por lo tanto la capacidad que tenemos de adquirir impunidad de nuestros actos.

Un amigo es aquel que te tiende su mano aunque no la merezcas: se explica cuando los votantes seguimos eligiendo a los mismos de siempre. A quienes nada demostraron cuando estuvieron, que nos engañaron con promesas incumplidas y que lo volverán a hacer, siempre y cuando puedan. O le dejemos la cancha libre para que haga lo que se le plazca.

La amistad no se agradece, se corresponde: apelando a esta sabia frase es que los muchachis esperan que los favores prestados a los amigos sean devueltos en tiempo y forma, siempre y cuando la necesidad lo requiera.

Amistad que acaba no había comenzado: solamente debemos preguntarle a varios políticos de diferentes partidos

Los amigos se hieren con la verdad para no destruirse con las mentiras: frase que guardan muchos politiqueros en su mesita de luz, para utilizarla en el 2018.

La amistad termina donde la desconfianza empieza: por eso no podemos nunca hacernos amigos de la mayoría de los políticos. Si nos acercamos mucho y confiamos ciegamente, mágicamente pasamos a ser de amigos a cómplices.

Para el final una reflexión que nos hace entender un poquito mejor otro viejo refrán. Los animales son buenos amigos, no hacen preguntas y tampoco critican. Será por eso cada vez más que conocemos a las personas, más amamos a nuestros perros. Lo importante es tener presente siempre que amigo es el que está en las buenas y en las malas, independiente del cargo que uno ocupe o de la macana que se haya mandado. !Felicidades mante!

Dejanos tu comentario