Dr. Juan Carlos Zárate Lázaro-MBA

El BNF que opera dentro de nuestro mercado financiero desde el año 1961, en reemplazo del extinto Banco del Paraguay, salvo algunas que otras modificaciones dentro de su Carta Orgánica, sigue rigiéndose por los delineamientos expuestos dentro de su contexto global desde hace más de medio siglo.

Como dice la letra de esa conocida música "Cambia, todo cambia". Imagínense lo que sería trabajar con una ley orgánica ya totalmente obsoleta y desfasada a esta altura, y en pleno siglo XXI, donde la banca en todo ese tiempo ya dio varias veces vueltas al planeta Tierra.

Si bien es dable reconocer que nuestro mercado se mantiene relativamente estrecho, es cada vez más competitivo, donde la innovación, la creatividad y el trabajo en equipo son las constantes en cualquier organización moderna y la banca como una de las principales entidades de servicio obviamente no están exentas.

El BNF es a nivel país el que mayor número de sucursales posee (creo que más de 70), pero que lamentablemente no son lo suficiente y profesionalmente aprovechadas, teniendo en cuenta que sus actividades se circunscriben prácticamente a los sectores de consumo y de tarjetas de crédito y dejándolos un poco rezagados a los sectores productivos primarios que son los que realmente mueven nuestra economía (agroexportación, ganadería, industrias, servicios, construcciones y pymes, entre los principales).

Sus directivos con buen criterio han firmado un convenio de cooperación con el BID a fin de llevar adelante un proceso integral de reestructuración y modernización del BNF.

La institución cuenta con un plantel de funcionarios superior a 1.000, y muchos de ellos con experiencia e idoneidad técnica-profesional, pero no los pueden explotarlo a full debido a que el "modus operandi" en materia de créditos, por ejemplo, se maneja más bien basando sus desembolsos en gran parte "en el peso" que tienen las garantías, cuando que bien sabemos que en la Banca lo que realmente interesa es la capacidad de repago del cliente, proveniente de sus flujos operativos y no operativos de fondos, siendo siempre cualquier tipo de garantía accesoria.

Amén de los demás productos y servicios crediticios y no crediticios que forman parte de la Banca moderna de hoy día y que una vez que los tengan promulgada la ley que modifica su actual Carta Orgánica recién estarían en condiciones de poder atenderlos competitivamente.

Es así que para la concreción de todo esto, sus directivos con buen criterio, han firmado un convenio de cooperación con el BID a fin de llevar adelante un proceso integral de reestructuración y modernización del BNF a nivel país, y siendo uno de los aspectos más relevantes la modificación y actualización de la ley orgánica que ya ha sido considerada en plenaria por los senadores, debiendo pasar luego a Diputados para su sanción y, finalmente, al Poder Ejecutivo para su promulgación y puesta en vigencia.

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