La presencia de partidarios nazis en Paraguay en el siglo pasado fue real, así como lo fue en varios países de la región. Varios de ellos, luego de la derrota de Alemania en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) recibieron refugios y protección en el país, incluido el llamado "Ángel de la muerte", Josef Mengele. Sigue corriendo la increíble versión de que el propio Adolf Hitler fue enterrado en lo que hoy es un hotel en Asunción (hecho nunca comprobado), desatando aún más la premisa de la fuerte presencia nazi en tierra guaraní.

Paraguay no quedó fuera de la expansión de la ideología nacionalista y fascista impulsada por Hitler por la presencia de alemanes que comulgaban con ella y, además, por el momento político convulsionado que vivía nuestro país antes y después de la Guerra con Bolivia (1932-1935).

Así como en los vecinos Argentina y Brasil, en Paraguay también se organizaron partidarios de Hitler mientras éste tenía una preeminencia política en Alemania. Es decir, la aparición de partidarios nazis, con ello la organización y aparición de símbolos en el Paraguay de la época no debe considerarse como un hecho aislado a lo que ocurría en el mundo. Ahora, sí un hecho muy particular se registró en nuestro país: La organización paraguaya nazi fue la primera reconocida fuera de las fronteras alemanas.

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La historia de cómo registró esa presencia nazi en el país es relatada en el libro "Nazismo y fascismo en Paraguay", de Alfredo Seiferheld, editado por Servilibro. La obra nos remonta a los hechos que se dieron entre los años 1936 y 1945. Se señala que "al amparo de las condiciones favorables, surgió en el Paraguay por iniciativa personal de algunos adeptos a la causa de Adolf Hitler, el primer grupo nazi estructurado fuera de las fronteras alemanas".

Citando fuentes históricas, relata que "el grupo de la NSDAP (en Paraguay) es el más antiguo del mundo y ya fue reconocido por la dirección del partido en 1929". Igualmente, cuenta que "los comienzos de la actividad nacional socialista entre los alemanes del Paraguay se remontan al año 1927 en la ciudad de Villarrica y poco tiempo después en Colonia Independencia". A finales de 1930 ingresó la mayoría de los miembros del partido, formando base en Independencia. Asunción fue recién alcanzada en 1931. En octubre de 1932, Independencia se convirtió en "Ortsgruppe" (grupo local), categoría que Asunción adquirió en 1933.

Se menciona en el libro que hay dos versiones históricas sobre los orígenes del nacionalsocialismo alemán en Paraguay. La relatada por Gaby Friedrich Kliewer (un militante nazi) sustentada con la investigación de Gaby Weber, que sostiene que en 1929 fue reconocida la organización local. La otra, sostenida por Michael Grow, que señala que "el partido nazi fue fundado en Paraguay recién en 1931".

Seiferheld (1950-1988), hijo de inmigrantes alemanes judíos, a modo de introducción de su libro relata que "En el Paraguay, donde se seguían los progresos hitlerianos desde 1930, una profusión de banderas con la esvástica negra saludó, en la colectividad germana, el triunfo del ex cabo austríaco en 1933". Cabe apuntar, sin embargo, y bien lo señala Seiferheld, "al igual que en Alemania, numerosos alemanes en Paraguay no coincidían con la doctrina nazi, al menos al principio. Y del mismo modo, otros repudiaban abiertamente la tesis de la segregación racial".

La penetración de la doctrina nacionalista en Paraguay no era desconocida, desde luego, por las autoridades del esos años; incluso algunas de ellas simpatizaban con ciertas las ideas hitlerianas. Recién cuando la Alemania nazi estaba siendo derrotada en la Segunda Guerra Mundial, Paraguay que se mostraba vacilante, presionado por Estados Unidos, finalmente, se suma a los aliados que combatían contra Hitler. Fue en febrero de 1945 cuando luego de la presión norteamericana, Paraguay, Chile, Ecuador, Perú, Uruguay y Venezuela, no así Argentina, aunque era mero simbolismo, ingresaron al estado de guerra contra el Eje.

En Paraguay no solamente estaban los simpatizantes de Hitler, sino también agentes nazis. En el libro se relata que la posesión de identidades falsas facilitó considerablemente el trabajo de los agentes nazis en Sudamérica. Cuando en 1942 la vigilancia se hizo más estricta en Brasil, los espías pasaron a Argentina, de donde varios vendrían a Paraguay simulando ser comerciantes, para cambiar de identidad o contactar con sus pares locales. Muchos de ellos se radicaron definitivamente en el país.

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