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El principal de los rasgos de Rodrigo Duterte que le ayudó a ganar las elecciones presidenciales de mayo fue el de su manera directa de hablar. No obstante, el sentido de su discurso agresivo y de sus cargados improperios cargado era a menudo oscuro. ¿Qué iba a hacer realmente como presidente?

Los filipinos están empezando a tener un pantallazo de lo que podría ocurrir.

En lo que hace a su promesa de dar carta blanca a la policía para liquidar a criminales, en particular a aquellos sospechosos de tráfico de drogas, "Harry Duterte" – así se lo apoda a veces – aparentemente fue tomado más que al pie de la letra, incluso antes de su toma de posesión ocurrida el pasado 30 de junio. En las primeras seis semanas después de su elección, la policía mató a tiros a presuntos traficantes de droga, a razón de nueve sospechosos por semana, más de cuatro veces la tasa en los cuatro meses anteriores. Un día después de asumir el cargo, Duterte aseguró a los oficiales que desfilaban frente a él que tenían el derecho de matar a los sospechosos que amenazaban sus vidas arguyendo "resistencia a la autoridad".

"Cumple con tu deber –y si, en el proceso, matas a 1.000 personas porque estabas haciendo tu trabajo– te protegeré", aseguró.

Más tarde, apuntó a jefes policiales, acusando a cinco – entre ex oficiales que llegaron al rango de comandantes y a otros en todavía en servicio – de ser "protectores" de los narcotraficantes. Lógicamente, los aludidos negaron los cargos.

En otros asuntos, Duterte parece ser más comedido. Él y sus ministros recién nombrados dijeron que iban a cumplir el acuerdo de paz del gobierno anterior con los insurgentes musulmanes en la isla meridional de Mindanao, territorio político de Duterte. Hasta hace poco, había sido vago sobre sus intenciones en la región, donde el rebelde Frente Moro de Liberación Islámica se ha comprometido a hacer la paz a cambio de nuevas modalidades de autonomía en las zonas predominantemente musulmanas.

En su discurso de toma de posesión, Duterte declaró: "Mi administración está comprometida a poner en práctica todos los acuerdos de paz firmados".

Una cuestión urgente es la relación del país con China y con los Estados Unidos, y particularmente con China por sus extensas reivindicaciones sobre las islas, arrecifes y atolones en el Mar del Sur de China. El 12 de julio, la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya emitió un dictamen muy esperado sobre una denuncia contra China presentada por el ex presidente de Filipinas, Benigno Aquino, dictaminando que los reclamos chinos no tienen base legal alguna.

En un momento en su campaña electoral, Duterte dijo que montando en jet-ski iba a colocar la bandera de Filipinas en áreas que el país reclama como propias y que estaba dispuesto a morir haciéndolo. En otras ocasiones, dijo que sólo la negociación directa con China podría resolver la confrontación.

En los últimos días el gobierno ha indicado que prefiere el segundo enfoque. El canciller Perfecto Yasay dijo en una conferencia de prensa que espera que China negocie después del fallo de la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya.

"Tengo la esperanza de que China podría hacer esto", dijo, "a pesar de que ha dicho que no va a respetar la decisión del tribunal de arbitraje".

Yasay añadió que Filipinas tiene un pacto militar con Estados Unidos llamado el Acuerdo de Cooperación de Defensa Ampliado. Según el acuerdo, Aquino había ampliado el alcance del Tratado de Defensa Mutua de 1951 entre los dos países para permitir que las fuerzas americanas operen desde el territorio de Filipinas.

Hasta ahora, los Estados Unidos no tomaron partido de una manera formal en los numerosos conflictos en el Mar del Sur de China, pero ha desafiado la agresiva política de China navegando y volando de vez en cuando cerca de las islas en disputa en nombre de la libertad de navegación.

Antes de asumir el cargo, Duterte pareció haber cuestionado la utilidad de la alianza. Dijo que los Estados Unidos no iban a morir para defender a las Filipinas. Recientemente, hasta preguntó al embajador de Estados Unidos en Manila: "¿Están o no con nosotros?".

Muchas de las intenciones de Duterte permanecen en la oscuridad, en parte porque se niega a hablar con los periodistas, quejándose de que lo malinterpretan. En lo que hace a su política económica, el autoproclamado socialista citó a dos presidentes de Estados Unidos en su discurso de inauguración: a Abraham Lincoln, expresando puntos de vista levemente leseferistas, y a Franklin D. Roosevelt, expresando sentimientos ligeramente inclinados hacia la izquierda.

Para aquellos tratando de entender cómo las dos citas pueden converger en una política coherente, el presidente agregó amablemente: "lean entre líneas".

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