Tiene 88 años y 13 hijos, se llama Francisca Ramírez y fue la mujer que apareció sentada al lado de Francisco en aquella histórica misa en la cancha de fútbol del barrio San Juan. "No dejen que el diablo los divida", fue el mensaje que les dejó Francisco en aquel día en que abogó por los bañadenses diciéndoles que tenían derecho a vivir en esa tierra.

"Fue muy importante para mí, porque soy muy creyente, siempre rezo el rosario, tengo uno de planta que me acompaña, yo siento que Dios está conmigo y yo estoy con él", dice la mujer que llegó al Bañado Norte desde Paraguarí en el año 1952, con seis hijos.

Fue empleada doméstica, vendedora de chipas, pero también, antes, agricultora, trabajando la tierra junto a sus padres. "En la campaña nos íbamos todos a la chacra, a carpir, me acuerdo bien, usábamos un bombachudo largo hasta los tobillos para que no entraran los bichos", recuerda haciendo gala de buena memoria.

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"Cuando vino el agua no me quería ir, hasta el final estuve, a upa me sacaron de acá", cuenta y pide que se rece por los bañadenses, por un futuro mejor, por toda la gente. "El otro día estuve rezando el rosario con la gente de rodillas. Dios ayuda, los hombres también tienen que rezarle a la Virgen que cuida de todos, como hace Francisco", propone.

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