Por: Tito Caro
Amigo, no hace mucho, creía que conocía todos los lugares que dan de comer en Asunción. Hoy, tengo la seguridad de estar en el centro de un universo en expansión. Como el nuestro que pensamos con la ciencia, pero a diferencia de este, el universo gastronómico, crece y se expande, sin inventar lejanías. Se hace todo aquí, se crea en el interior da la ciudad. ¿Que esto también ocurre con el otro universo? Es esta la opinión de mi amiga C.T. Ella sabe mucho de astronomía, de sus hipótesis, de sus dudas. Me cuenta que el vacío que siente al mirar al cielo no se compara con nada. Me callo, no indago más, por las dudas.
Estaba en la casa de C.T., éramos pocos, reunidos con el pretexto de vernos, conversar, dar sentido a las horas de frío. Hablamos mal de muchos amigos y hablamos mucho peor de nosotros mismos en un estimulante ejercicio de pérfida consentida.
Para acompañarnos, C.T. había invitado a cosas de Medio Oriente. No te doy la lista entera de lo que había porque yo me puse a intercambiar sensaciones con el Kibe que se presentaba, crudo y frito.
Conozco a la parentela, nacidos en San Paulo y Río y guardo memorias que no se borran.Estos que me hablaban ahora, eran del mismo tronco familiar. Habían viajado por los mismos mares iniciales, en las mismas caravanas. El Tabulé compañero, recitaba en varios idiomas, cuentos de cortes y pasajes secretos. Me alejaba de Asunción, en una expansión vertiginosa, de recuerdos y momentos. Y estos, entre amigos, no me dejaban sentir el vacío que mira mi amiga cuando busca el cielo. Te recomiendo Medio Oriente. Con aplausos.