• Por Enrique Vargas Peña

La poderosa y bien financiada élite burocrática que sin participación ni control populares gobierna la Unión Europea (UE) realizó, con motivo del referéndum en el que el pasado jueves 23 de junio el pueblo británico resolvió abandonar dicha Unión, una vigorosa campaña hacer creer que la consulta británica era sobre inmigración o sobre economía, cuando en realidad fue sobre democracia.

Las agencias noticiosas estatales de los gobiernos de la UE, por ejemplo EFE, AFP, DPA, minimizaron todo lo relativo al motivo real y legal de la consulta para magnificar todo lo relativo a inmigración y economía y tuvieron éxito pues millones de personas alrededor del mundo creen, por lo que leyeron en diarios y revistas o escucharon en radios y televisión proveído por esas agencias, que la consulta fue sobre inmigración o economía y no sobre la democracia.

Sin embargo, la consulta fue sobre la democracia y no sobre la inmigración o la economía. El grupo ahora vencedor en el referéndum británico se aglutinó en torno al lema "#takecontrol" –tomemos el control– (http://bit.ly/1r8ZGkG) porque lo que reivindicaba era el restablecimiento de los derechos democráticos para el pueblo británico.

De todas las instituciones que gobiernan la Unión Europea, solamente el Parlamento Europeo es elegido directamente por el pueblo.

Pero aún esa institución elegida por el pueblo, es un Parlamento solamente de nombre: Aunque sea difícil de creer, el Parlamento Europeo no tiene iniciativa legislativa. Solamente la Comisión Europea (el poder ejecutivo de la Unión, no elegido por el pueblo) tiene la iniciativa legislativa. Es lo que establece el Tratado de Lisboa (http://bit.ly/1OLyh1C). Y es lo común en las dictaduras, es lo que proponen todos los autoritarios del mundo, solamente que como esto ocurre en Europa, entonces todos dicen "está bien", aunque está muy mal.

El Parlamento Europeo solamente puede proponer enmiendas a las iniciativas de la Comisión Europea (http://bit.ly/1TmU8tG).

La Comisión Europea, el poder ejecutivo de la Unión como ya se ha dicho, dura cinco años y sus integrantes están nominados por los poderes ejecutivos de cada uno de los países miembros de la UE, que no tienen el poder de asignarles carteras ministeriales, pues estas se las asigna el presidente de la Comisión.

El Parlamento Europeo no puede votar en contra de los integrantes de la Comisión, otro sueño de cualquier dictador que se precie, hecho realidad en la Unión Europea (http://bit.ly/28YO53x).

La Comisión también tiene, aunque cueste creer, poderes arbitrales y judiciales, como pretendería cualquier dictador que quiera gobernar sin división de poderes.

Estas y muchas otras razones son las que determinaron que la Corte Constitucional de la República Federal de Alemania, no los electores de Gran Bretaña, sostenga que la estructura institucional de la Unión Europea tiene un "déficit democrático estructural" y que el proceso de toma de decisiones de la Unión sea mucho más el de un organismo burocrático multinacional que el de un gobierno democrático (http://bit.ly/28TKxLi).

Contra esa usurpación de los derechos populares es que fue convocado el referéndum británico que determinó la salida del Reino Unido de la Unión Europea.

En su artículo del pasado viernes 24 de junio, Charles Moore, biógrafo de Margaret Thatcher y periodista, recordaba que "Más gente –17.410.742 personas– votó a favor de salir de la Unión Europea que a favor de ninguna otra cuestión en la historia de Gran Bretaña… La campaña a favor de dejar la UE fue objeto de desprecio por parte de los 'expertos'. Los expertos deben, por supuesto, ser respetados en sus campos de 'expertise'. Pero nadie es experto en lo que concierne a la democracia. Cada uno de nosotros vale un voto. Y requirió enorme coraje a la mayoría rechazar las advertencias de banqueros y arzobispos, primeros ministros y presidentes, científicos y economistas, la BBC y CBI, Richard Branson, Peter Mandelson y David Beckham… Fue la comprensión, con el paso de los años, de lo que estábamos perdiendo. El autogobierno democrático –la democracia parlamentaria– es el fundamento sobre el que se asienta la nación británica. Esto –y no "economía vs. inmigración"– es sobre lo que esta decisión se trata. Desde los noventa, la evidencia de eventos… la secuencia de tratados sustrayéndonos cada vez más derechos legales y, más recientemente la 'destructora de empleos' catástrofe del euro, hicieron que al final el pueblo se diera cuenta… Desde el punto de vista de los partidarios de la Unión Europea, las élites de la UE tuvieron razón en su postura de que el pueblo jamás debe ser consultado. Ahora los electores han reconocido que la Unión Europea rechaza la modernidad porque niega derechos al pueblo…" (http://bit.ly/28Wg6IO).

Cualquier persona que estudie los documentos que estructuran y dirigen a la Unión Europea llegará pronto a la misma conclusión a la que llegaron la Corte Constitucional de Alemania y el pueblo británico: La UE no es democrática.

No es esta la primera vez que Europa irradie un modelo antidemocrático. En Paraguay ya tenemos la amarga experiencia del Partido Liberal y el general José Félix Estigarribia, enamorados de la eficacia de Benito Mussolini y Adolfo Hitler, para cuya emulación hicieron su Carta Política de 1940 (http://bit.ly/28VCJhr), a la que muchos quieren retornar sin decirlo, cimiento legal de la larga dictadura que recién acabó el 3 de febrero de 1989.

Cualquier demócrata que lea el Tratado de Lisboa de la Unión Europea, no puede menos que espantarse del parecido que tiene con la Carta Política de 1940 en cuanto a la limitación de funciones del Parlamento, a la concentración de poder en el Ejecutivo, a la destrucción de la división de poderes.

La reciente visita del ex ministro chileno de Hacienda, Felipe Larrain, quien abogó por cambiar nuestra Constitución para recortar los poderes democráticos del Congreso para depositarlos en el Poder Ejecutivo (http://bit.ly/28UCCgc), no deja mucho lugar para la duda acerca de la extensión de la influencia nefasta que en contra de la democracia ejercen élites que, como la de la Unión Europea, pretenden gobernar sin participación ni control populares.

El triunfo de la salida de la Unión Europea del Reino Unido es una bocanada de aire fresco para todos los demócratas del mundo, que muestra que el ideal democrático del gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo está vivo y vigoroso a pesar de los esfuerzos sin tregua de las élites del mundo para desdibujarlo.

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